Todos decimos que amamos pero si meditamos en este pasaje con la debida profundidad nos daremos cuenta de que en realidad cuando se trata del amor la mayoría estamos en pañales. Cuánto nos desesperamos con los que amamos, olvidamos muchas veces las normas más sencillas de etiqueta cuando tratamos a nuestros familiares, cosas que nunca dejaríamos a un lado con nuestro jefe o algún amigo. En fin, no sabemos amar porque no hacemos el esfuerzo suficiente de imitar a Cristo.
Pongamos en las manos del Amor, Dios es quien nos enseña a amar porque lo poco que sabemos es lo poco que hemos permitido que nos enseñe. En la medida que Dios crezca en nosotros podremos amar a los demás como El nos ama. Cuántas familias están hoy desechas por la falta de amor entre sus cónyuges, cuántos hijos tristes y deprimidos...
Dejemos que nuestro Padre venga en nuestra ayuda y con Jesús nos muestre el camino verdadero del amor.
"Tanto amó Dios al mundo que envió a su Hijo único para que quién crea en El tenga vida eterna...gracias, Padre porque me amaste a mí, soy la niña de tus ojos, enseñame a amar como Tú me amas, ya no quiero vivir a medias sino en la plenitud que sólo Tú puedes darme. Amen"
