Bienvenid@!!!

Recibe muuuchas bendiciones de tu Padre Celestial.
Recuerda siempre que Dios te ama con locura!!!
Sonrie siempre pues eres AMAD@!

domingo, 21 de septiembre de 2014

"Todo obra para bien". Rm 8:28

Hace un par de dias queria ir a un evento en un hotel pero no pude conseguir boleta. El dia del evento tenia que hacerme un analisis a las tres horas de haberme levantado. Por un mal calculo sali de mi casa tempranisimo pero cuando estaba frente de mi trabajo me di cuenta de mi error y entre a la oficina. Al llegar me encontre con un compañero que si iba para el evento y le dije que no encontre boleta para ir . Luego me puse a trabajar, como a los 20 minutos me llamo el compañero para decirme que se le complico la jugada y no podia ir al hotel asi que me dio su boleta. Antes de irme debia ir al laboratorio, cuando llegue le pregunto a la joven el tema del tiempo del analisis y me dice que me podia tomar la muestra mas temprano de lo que habia calculado, osea que pude ir al laboratorio temprano como lo habia pensado en un principio. Sin embargo, de haberlo hecho asi nunca mi compañero se habria enterado de que no iba para el evento y no me habria dado su boleta.

Asi son las cosas de Dios, El tiene la forma de transformar todo lo que nos pasa en una bendicion si en vez de quejarnos asumimos lo que nos llega y hacemos lo mejor con eso. Este es un ejemplo sencillo, no ore para ir al evento ni nada por el estilo, pero para mi es un detalle que tuvo el Señor conmigo para recordar en los momentos donde las dificultades me arropan. No hay que esperar a las grandes dificultades de la vida para ver la mano de Dios obrando.

No se cual sea tu situacion, pero recuerda que siempre hay una mano amiga acompañandote y que aunque ahora no lo puedas ver, todo obra para bien.

"Confio,Señor, en tu misericordia. Tu diestra me sostiene y me guia en cada paso que doy. No temere mal alguno porque tu estas conmigo. ¿Quien contra mi? Por mas oscuro que este mi dia siempre puedo contar con el sol de tu justicia. Gracias por ayudarme a salir victoriosa siempre."Amen.

sábado, 20 de septiembre de 2014

Lc Lc 8,4-15: Los de la tierra buena son los que escuchan la palabra, la guardan y dan fruto perseverando.

Hoy se conmemora a los Santos Andrés Kim Taegon, Pablo Chong Hasang y compañeros, mártires, 103 personas entre ellos niños, jovenes y ancianos que fueron asesinados por su fe en Corea. Cada vez que leo este tipo de cosas me muevo a preguntarme si seria capaz de ofrecer mi vida por mi fe. Si es tan grande mi fe como para morir por ella, me da temor responder esa pregunta asi que solo le pido a Dios que me de la fuerza para que si me llega esa situacion pueda dar el si con alegria pues sin Cristo no tiene sentido existir.
Hay muchos cristianos perseguidos en el mundo, que dia a dia se juegan la vida por Jesus y los admiro y ruego por ellos para que se mantengan firmes y puedan vivir sin llegar al martirio. Me da verguenza el poco esfuerzo que tengo que hacer yo y aun asi me cuesta ,a veces , levantarme un domingo para ir a misa o ir en la tarde cuando estoy cansada. 
Cuando pienso en la situacion del medio Oriente donde no se puede adorar abiertamente al Señor y aun asi hay iglesias alla, veo lo comodos que somos aqui en America donde hay libertad de cultos pero nos da pereza ir a evangelizar o hasta llegar a la comunidad que nos toca en la noche porque el trabajo y los hijos nos absorben.
Nos cuesta dar lo poco que somos cuando hay personas dando la vida. 
La proxima vez que no quieras ir al encuentro con el Señor, que no quieras dar limosna, que no quieras perdonar, piensa en los niños que prefirieron morir antes que negar la fe que tu profesas con tu boca y no siempre con el corazon.
"Señor, enviame tu Santo Espiritu con todos sus dones sobre mi. Quiero tener una fe adulta, real, congruente. Quiero estar dispuesta a darlo todo por ti. Comprometerme en tu obra y ser fiel hasta el final, sin importar las consecuencias. Se que en mis propias fuerzas no puedo, pero Tu me sostienes y para ti todo es posible. Amen"
(Acentos omitidos)

miércoles, 10 de septiembre de 2014

"Llevo tu nombre grabado en la palma de mi mano". Is 49:16

Recientemente salió una promoción de la Coca Cola en la que hay nombres en la etiqueta de la botella. Es un detalle muy bonito así que andaba buscando en la cafetería de mi trabajo una botella con mi nombre pero no he tenido éxito, luego me entere de que en una plaza había personal de la empresa disponible para enviar a hacer la botella con tu nombre, me sorprendió que me dijeran que había una fila de gente esperando para ser atendidas. Mentiría si no digo que tuve la tentación, pero al instante me llego la cita de la Biblia que dice que Dios tiene mi nombre guardado en la palma de su mano. Que mas puedo necesitar, las botellas se dañan, se pierden, pero el amor del Padre por mi es tan grande que se grabo mi nombre en la mano porque quiere tenerme presente. Para la Coca Cola soy un nombre mas, alguien que comprara su producto y ya. Sin embargo para Dios soy su hija amada y no cambia su amor ni mi nombre se quita de su palma.
Si no has encontrado tu nombre en la botella o si ya la tienes guardadita por ahí recuerda que Dios nunca se olvida de ti, El no tiene solo tu nombre en sus manos sino también toda tu vida y la quiere llenar de la felicidad que nadie te puede quitar.
"Gracias,Señor, por amarme de manera unica y especial. Por siempre tenerme presente. Por cuidarme y protegerme. Por corregirme y poner en mi corazon el deseo de parecerme mas a ti. Te quiero y yo tambien llevo tu nombre grabado en mi corazon. Amen"

miércoles, 3 de septiembre de 2014

Por amor a Cristo, cuando hablo de él, ni a mí mismo me perdono


San Gregorio Magno
homilías sobre el libro del profeta Ezequiel
Hijo de Adán, te he puesto de atalaya en la casa de Israel. Fijémonos cómo el Señor compara sus predicadores a un atalaya. El atalaya está siempre en un lugar alto para ver desde lejos todo lo que se acerca. Y todo aquel que es puesto como atalaya del pueblo de Dios debe, por su conducta, estar siempre en alto, a fin de preverlo todo y ayudar así a los que tiene bajo su custodia. 
Estas palabras que os dirijo resultan muy duras para mí, ya que con ellas me ataco a mí mismo, puesto que ni mis palabras ni mi conducta están a la altura de mi misión. 
Me confieso culpable, reconozco mi tibieza y mi negligencia. Quizá esta confesión de mi culpabilidad me alcance el perdón del Juez piadoso. Porque, cuando estaba en el monasterio, podía guardar mi lengua de conversaciones ociosas y estar dedicado casi continuamente a la oración. Pero desde que he cargado sobre mis hombros la responsabilidad pastoral, me es imposible guardar el recogimiento que yo querría, solicitado como estoy por tantos asuntos. 
Me veo, en efecto, obligado a dirimir las causas, ora de las diversas Iglesias, ora de los monasterios, y a juzgar con frecuencia de la vida y actuación de los individuos en particular; otras veces tengo que ocuparme de asuntos de orden civil, otras, de lamentarme de los estragos causados por las tropas de los bárbaros y de temer por causa de los lobos que acechan al rebaño que me ha sido confiado. Otras veces debo preocuparme de que no falte la ayuda necesaria a los que viven sometidos a una disciplina regular, a veces tengo que soportar con paciencia a algunos que usan de la violencia, otras, en atención a la misma caridad que les debo, he de salirles al encuentro. 
Estando mi espíritu disperso y desgarrado con tan diversas preocupaciones, ¿cómo voy a poder reconcentrarme para dedicarme por entero a la predicación y al ministerio de la palabra? Además, muchas veces, obligado por las circunstancias, tengo que tratar con las personas del mundo, lo que hace que alguna vez se relaje la disciplina impuesta a mi lengua. Porque, si mantengo en esta materia una disciplina rigurosa, sé que ello me aparta de los más débiles, y así nunca podré atraerlos adonde yo quiero. Y esto hace que, con frecuencia, escuche pacientemente sus palabras, aunque sean ociosas. Pero, como yo también soy débil, poco a poco me voy sintiendo atraído por aquellas palabras ociosas, y empiezo a hablar con gusto de aquello que había empezado a escuchar con paciencia, y resulta que me encuentro a gusto postrado allí mismo donde antes sentía repugnancia de caer. 
¿Qué soy yo, por tanto, o qué clase de atalaya soy, que no estoy situado, por mis obras, en lo alto de la montaña, sino que estoy postrado aún en la llanura de mi debilidad? Pero el Creador y Redentor del género humano es bastante poderoso para darme a mí, indigno, la necesaria altura de vida y eficacia de palabra, ya que por su amor, cuando hablo de él, ni a mí mismo me perdono.

martes, 2 de septiembre de 2014

La fidelidad del Señor dura por siempre


Tomás de Kempis
Imitación de Cristo 3,14
Señor, tus juicios resuenan sobre mí con voz de trueno; el temor y el temblor agitan con violencia todos mis huesos, y mi alma está sobrecogida de espanto. 
Me quedo atónito al considerar que ni el cielo es puro a tus ojos. Y si en los mismos ángeles descubriste faltas, y no fueron dignos de tu perdón, ¿qué será de mí? 
Cayeron las estrellas del cielo, y yo, que soy polvo, ¿qué puedo presumir? Se precipitaron en la vorágine de los vicios aun aquellos cuyas obras parecían dignas de elogio; y a los que comían el pan de los ángeles los vi deleitarse con las bellotas de animales inmundos. 
No es posible, pues, la santidad en el hombre, Señor, si retiras el apoyo de tu mano. No aprovecha sabiduría alguna, si tú dejas de gobernarlo. No hay fortaleza inquebrantable, capaz de sostenernos, si tú cesas de conservarla. 
Porque, abandonados a nuestras propias fuerzas, nos hundimos y perecemos; mas, visitados por ti, salimos a flote y vivimos. 
Y es que somos inestables, pero gracias a ti cobramos firmeza; somos tibios, pero tú nos inflamas de nuevo. Toda vanagloria ha sido absorbida en la profundidad de tus juicios sobre mí. 
¿Qué es toda carne en tu presencia? ¿Acaso podrá gloriarse el barro contra el que lo formó? ¿Cómo podrá la vana lisonja hacer que se engría el corazón de aquel que está verdaderamente sometido a Dios? 
No basta el mundo entero para hacer ensoberbecer a quien la verdad hizo que se humillara, ni la alabanza de todos los hombres juntos hará vacilar a quien puso toda su confianza en Dios. 
Porque los mismos que alaban son nada, y pasarán con el sonido de sus palabras. En cambio, la fidelidad del Señor dura por siempre.