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Recuerda siempre que Dios te ama con locura!!!
Sonrie siempre pues eres AMAD@!

miércoles, 24 de diciembre de 2014

La fidelidad brota de la tierra y la justicia mira desde el cielo -San Agustin

Despiértate: Dios se ha hecho hombre por ti. Despierta, tú que duermes, levántate de entre los muertos, y Cristo será tu luz. Por ti precisamente, Dios se ha hecho hombre. 
Hubieses muerto para siempre, si él no hubiera nacido en el tiempo. Nunca te hubieses visto libre de la carne del pecado, si él no hubiera aceptado la semejanza de la carne del pecado. Una inacabable miseria se hubiera apoderado ti, si no se hubiera llevado a cabo esta misericordia. Nunca hubieras vuelto a la vida, si él no hubiera venido al encuentro de tu muerte. Te hubieras derrumbado, si no te hubiera ayudado. Hubieras perecido, si él no hubiera venido. 
Celebremos con alegría el advenimiento de nuestra salvación y redención. Celebremos el día afortunado en el que quien era el inmenso y eterno día, que procedía del inmenso y eterno día, descendió hasta este día nuestro tan breve v temporal. Este se convirtió para nosotros en justicia, santificación y redención: y así -como dice la Escritura-: El que se gloríe, que se gloríe en el Señor. 
Pues la verdad brota de la tierra: Cristo, que dijo: Yo soy la verdad, nació de una virgen. Y la justicia mira desde el cielo: puesto que, al creer en el que ha nacido, el hombre no se ha encontrado justificado por sí mismo, sino por Dios. 
La verdad brota de la tierra: porque la Palabra se hizo carne. Y la justicia mira desde el cielo: porque todo beneficio y todo don perfecto viene de arriba. La verdad brota de la tierra: la carne, de María. Y la justicia mira desde el cielo: porque el hombre no puede recibir nada, si no se lo dan desde el cielo. 
Ya que hemos recibido la justificación por la fe, estamos en paz con Dios, porque la justicia y la paz se besan. Por medio de nuestro Señor Jesucristo, porque la verdad brota de la tierra. Por él hemos obtenido con la fe el acceso a esta gracia en que estamos: y nos gloriamos apoyados en la esperanza de alcanzar la gloria de Dios. No dice: «Nuestra gloria», sino: La gloria de Dios; porque la justicia no procede de nosotros, sino que mira desde el cielo. Por tanto, el que se gloríe, que se gloríe en el Señor, y no en sí mismo. 
Por eso, después que la Virgen dio a luz al Señor, el pregón de las voces angélicas fue así: Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. ¿Por qué la paz en la tierra, sino porque la verdad brota de la tierra, o sea, Cristo ha nacido de la carne? Y él es nuestra paz; él ha hecho de los dos pueblos una sola cosa: para que fuésemos hombres que ama el Señor, unidos suavemente con vínculos de unidad. 
Alegrémonos, por tanto, con esta gracia, para que el testimonio de nuestra conciencia constituya nuestra gloria: y no nos gloriemos en nosotros mismos, sino en Dios. Por eso se ha dicho: Tú eres mi gloria, tú mantienes alto mi cabeza. ¿Pues qué gracia de Dios pudo brillar más intensamente para nosotros que ésta: teniendo un Hijo unigénito, hacerlo hijo del hombre, para, a su vez, hacer al hijo del hombre hijo de Dios? Busca méritos, busca justicia, busca motivos; y a ver si encuentras algo que no sea gracia.

domingo, 21 de diciembre de 2014

La visitación de santa María Virgen -por San Ambrosio


Exposición sobre evangelio de San Lucas 2,19.22-23.26-27
El ángel que anunciaba los misterios, para llevar a la fe mediante algún ejemplo, anunció a la Virgen María la maternidad de una mujer estéril y ya entrada en años, manifestando así que Dios puede hacer todo cuanto le place. 
Desde que lo supo, María, no por falta de fe en la profecía, no por incertidumbre respecto al anuncio, no por duda acerca del ejemplo indicado por el ángel, sino con el regocijo de su deseo, como quien cumple un piadoso deber, presurosa por el gozo, se dirigió a las montañas. 
Llena de Dios de ahora en adelante, ¿cómo no iba a elevarse apresuradamente hacia las alturas? La lentitud en el esfuerzo es extraña a la gracia del Espíritu. Bien pronto se manifiestan los beneficios de la llegada de María y de la presencia del Señor; pues en el momento mismo en que Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre, y ella se llenó del Espíritu Santo. 
Considera la precisión y exactitud de cada una de las palabras: Isabel fue la primera en oír la voz, pero Juan fue el primero en experimentar la gracia, porque Isabel escuchó según las facultades de la naturaleza, pero Juan, en cambio, se alegró a causa del misterio. Isabel sintió la proximidad de María, Juan la del Señor; la mujer oyó la salutación de la mujer, el hijo sintió la presencia del Hijo; ellas proclaman la gracia, ellos, viviéndola interiormente, logran que sus madres se aprovechen de este don hasta tal punto que, con un doble milagro, ambas empiezan a profetizar por inspiración de sus propios hijos. 
El niño saltó de gozo y la madre fue llena del Espíritu Santo, pero no fue enriquecida la madre antes que el hijo, sino que, después que fue repleto el hijo, quedó también colmada la madre. Juan salta de gozo y María se alegra en su espíritu. En el momento que Juan salta de gozo, Isabel se llena del Espíritu, pero, si observas bien, de María no se dice que fuera llena del Espíritu, sino que se afirma únicamente que se alegró en su espíritu (pues en ella actuaba ya el Espíritu de una manera incomprensible); en efecto: Isabel fue llena del Espíritu después de concebir; María, en cambio, lo fue ya antes de concebir porque de ella se dice: ¡Dichosa tú que has creído! 
Pero dichosos también vosotros, porque habéis oído y creído; pues toda alma creyente concibe y engendra la Palabra de Dios y reconoce sus obras. 
Que en todos resida el alma de María para glorificar al Señor; que en todos esté el espíritu de María para alegrarse en Dios. Porque si corporalmente no hay más que una madre de Cristo, en cambio, por la fe, Cristo es el fruto de todos; pues toda alma recibe la Palabra de Dios, a condición de que, sin mancha y preservada de los vicios, guarde la castidad con una pureza intachable. 
Toda alma, pues, que llega a tal estado proclama la grandeza del Señor, igual que el alma de María la ha proclamado, y su espíritu se ha alegrado en Dios Salvador. 
El Señor, en efecto, es engrandecido, según puede leerse en otro lugar: Proclamad conmigo la grandeza del Señor. No porque con la palabra humana pueda añadirse algo a Dios, sino porque él queda engrandecido en nosotros. Pues Cristo es la imagen de Dios y, por esto, el alma que obra justa y religiosamente engrandece esa imagen de Dios, a cuya semejanza ha sido creada, y, al engrandecerla, también la misma alma queda engrandecida por una mayor participación de la grandeza divina.

martes, 25 de noviembre de 2014

Llegarás a la fuente, verás la luz

Llegarás a la fuente, verás la luz

San Agustín
Tratados sobre el evangelio de san Juan 35,8-9
Nosotros, los cristianos, en comparación con los infieles, somos ya luz, como dice el Apóstol: En otro tiempo erais tinieblas, ahora sois luz en el Señor. Caminad como hijos de la luz. Y en otro lugar dice: La noche está avanzando, el día se echa encima: dejemos las actividades de las tinieblas y pertrechémonos con las armas de la luz. Conduzcámonos como en pleno día, con dignidad. 
No obstante, porque el día en que vivimos es todavía noche en comparación con aquella luz a la que esperamos llegar, oigamos lo que dice el apóstol Pedro. Nos dice que vino sobre Cristo, el Señor, desde la sublime gloria, aquella voz que decía: «Éste es mi Hijo amado, mi predilecto». Esta voz - dice- traída del cielo, la oímos nosotros, estando con él en la montaña sagrada. Pero, como nosotros no estábamos allí y no oímos esta voz del cielo, nos dice el mismo Pedro: Esto nos confirma la palabra de los profetas, y hacéis muy bien en prestarle atención, como a una lámpara que brilla en un lugar oscuro, hasta que despunte el día y el lucero nazca en vuestros corazones. 
Por lo tanto, cuando vendrá nuestro Señor Jesucristo y -como dice también el apóstol Pablo- iluminará lo que esconden las tinieblas y pondrá al descubierto los designios del corazón, y cada uno recibirá la alabanza de Dios, entonces, con la presencia de este día, ya no tendremos necesidad de lámparas: no será necesario que se nos lean los libros proféticos ni los escritos del Apóstol, ya no tendremos que indagar el testimonio de Juan, y el mismo Evangelio dejará de sernos necesario. Ya no tendrán razón de ser todas las Escrituras que en la noche de este mundo se nos encendían a modo de lámparas, para que no quedásemos en tinieblas. 
Suprimido, pues, todo esto, que ya no nos será necesario, cuando los mismos hombres de Dios por quienes fueron escritas estas cosas verán, junto con nosotros, aquella verdadera y clara luz, sin la ayuda de sus escritos, ¿qué es lo que veremos? ¿Con qué se alimentará nuestro espíritu? ¿De qué se alegrará nuestra mirada? ¿De dónde procederá aquel gozo que ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni el hombre puede pensar? ¿Qué es lo que veremos? 
Os lo ruego, amemos juntos, corramos juntos el camino de nuestra fe; deseemos la patria celestial, suspiremos por ella, sintámonos peregrinos en este mundo. ¿Qué es lo que veremos entonces? Que nos lo diga ahora el Evangelio: En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. Entonces llegarás a la fuente con cuya agua has sido rociado; entonces verás al descubierto la luz cuyos rayos, por caminos oblicuos y sinuosos, fueron enviados a las tinieblas de tu corazón, y para ver y soportar la cual eres entretanto purificado. Queridos - dice el mismo Juan-, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es. 
Noto cómo vuestros sentimientos se elevan junto con los míos hacia las cosas celestiales; pero el cuerpo mortal es lastre del alma, y la tienda terrestre abruma la mente que medita. Ha llegado ya el momento en que yo tengo que dejar el libro santo y vosotros tenéis que regresar cada uno a sus ocupaciones. Hemos pasado un buen rato disfrutando de una luz común, nos hemos llenado de gozo y alegría; pero, aunque nos separemos ahora unos de otros, procuremos no separarnos de él.
R/. Ya no habrá más noche, ni necesitarán luz de lámpara o de sol, porque el Señor Dios irradiará luz sobre ellos, y reinarán por los siglos de los siglos.
V/. Lo verán cara a cara y llevarán su nombre en la frente.
R/. Porque el Señor Dios irradiará luz sobre ellos, y reinarán por los siglos de los siglos.
(Lectura patristica de hoy)

viernes, 21 de noviembre de 2014

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador.

Dio fe al mensaje divino y concibió por su fe

San Agustín, obispo
(Sermón 25, 7-8: PL 46, 937-938)
Os pido que atendáis a lo que dijo Cristo, el Señor, extendiendo la mano sobre sus discípulos: Éstos son mi madre y mis hermanos. El que cumple la voluntad de mi Padre, que me ha enviado, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre. ¿Por ventura no cumplió la voluntad del Padre la Virgen María, ella, que dio fe al mensaje divino, que concibió por su fe, que fue elegida para que ella naciera entre los hombres el que había de ser nuestra salvación, que fue creada por Cristo antes que Cristo fuera creado en ella? 
Ciertamente, cumplió santa María, con toda perfección, la voluntad del Padre, y, por esto, es más importante su condición de discípula de Cristo que la de madre de Cristo, es más dichosa por ser discípula de Cristo que por ser madre de Cristo. Por esto, María fue bienaventurada, porque, antes de dar a luz a su maestro, lo llevó en su seno. 
Mira si no es tal como digo. Pasando el Señor, seguido de las multitudes y realizando milagros, dijo una mujer: Dichoso el vientre que te llevó. Y el Señor, para enseñarnos que no hay que buscar la felicidad en las realidades de orden material, ¿qué es lo que respondió?: Mejor, dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen. De ahí que María es dichosa también porque escuchó la palabra de Dios y la cumplió; llevó en su seno el cuerpo de Cristo, pero más aún guardó en su mente la verdad de Cristo. Cristo es la verdad, Cristo tuvo un cuerpo: en la mente de María estuvo Cristo, la verdad; en su seno estuvo Cristo hecho carne, un cuerpo. Y es más importante lo que está en la mente que lo que lleva en el seno. 
María fue santa, María fue dichosa, pero más importante es la Iglesia que la misma Virgen María. ¿En qué sentido? En cuanto que María es parte de la Iglesia, un miembro santo, un miembro excelente, un miembro supereminente, pero un miembro de la totalidad del cuerpo. Ella es parte de la totalidad del cuerpo, y el cuerpo entero es más que uno de sus miembros. La cabeza de este cuerpo es el Señor, y el Cristo total lo constituyen la cabeza y el cuerpo. ¿Qué más diremos? Tenemos, en el cuerpo de la Iglesia, una cabeza divina, tenemos al mismo Dios por cabeza. 
Por tanto, amadísimos hermanos, atended a vosotros mismos: también vosotros sois miembros de Cristo, cuerpo de Cristo. Así lo afirma el Señor, de manera equivalente, cuando dice: Estos son mi madre y mis hermanos. ¿Cómo seréis madre de Cristo? El que escucha y cumple la voluntad de mi Padre del cielo, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre. Podemos entender lo que significa aquí el calificativo que nos da Cristo de «hermanos» y «hermanas»: la herencia celestial es única, y, por tanto, Cristo, que siendo único no quiso estar solo, quiso que fuéramos herederos del Padre y coherederos suyos.

jueves, 20 de noviembre de 2014

Himno



Este es el tiempo en que llegas, 
Esposo, tan de repente, 
que invitas a los que velan 
y olvidas a los que duermen. 

Salen cantando a tu encuentro 
doncellas con ramos verdes 
y lámparas que guardaron 
copioso y claro el aceite. 

¡Cómo golpean las necias 
las puertas de tu banquete! 
¡Y cómo lloran a oscuras 
los ojos que no han de verte! 

Mira que estamos alerta, 
Esposo, por si vinieres, 
y está el corazón velando, 
mientras los ojos se duermen. 

Danos un puesto a tu mesa, 
Amor que a la noche vienes, 
antes que la noche acabe 
y que la puerta se cierre. Amén.


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viernes, 7 de noviembre de 2014

" Si no hubiera esperado la resurrección de los caídos, habría sido inútil y ridículo rezar por los muertos. "2M 12,34-46

En estos dias dos muertes inesperadas de personas conocidas me han puesto ha reflexionar. Uno de ellos fue un hombre piadoso que encontro al Señor y murio de forma accidentada pero con la gracia de recibir los santos oleos; aunque duele su muerte me da paz saber que el Señor lo llamo a su presencia y tengo la confianza de que esta con El en el cielo.
El otro ,sin embargo, vivio una vida desorganizada y aunque se daba mucho a querer, no llevaba una vida de gracia, pero la muerte tambien lo encontro de forma inesperada. Ante esta segunda tragedia me sentia mas triste porque no habia el consuelo de la fe vivida, pero sabia que se podia orar por los muertos para pedir la misericordia de Dios. 
Hoy me encontre con esta lectura de la segunda de Macabeos donde explica claramente porque los catolicos pedimos por los difuntos, no es un instinto natural sobre el pensar en la misericordia de Dios sino que tiene base en estos versiculos donde un grupo de soldados judios murieron en idolatria y el Señor inspiro a Judas para que hiciera sacrificios y fueran liberados del pecado.
Me fascina ver como Dios nos ama tanto que nos da oportunidades de salvarnos aun en la muerte. Oremos con confianza por nuestros difuntos, especialmente por aquellos cuya santidad no conocemos pero no olvidemos orar por aquellos que no tienen a nadie que pida por su salvacion.

"Eterno y adorado Padre, te ofrezco el cuerpo y la sangre, el alma y la divinidad de tu amadisimo hijo, nuestro señor Jesucristo, como expiacion de nuestros pecados y los del mundo entero. Ten misericordia de todas las almas que han muerto fuera de tu gracia, perdona sus pecados tu que todo lo puedes pues tu misericordia es mas grande que tu justicia. Amen"

domingo, 21 de septiembre de 2014

"Todo obra para bien". Rm 8:28

Hace un par de dias queria ir a un evento en un hotel pero no pude conseguir boleta. El dia del evento tenia que hacerme un analisis a las tres horas de haberme levantado. Por un mal calculo sali de mi casa tempranisimo pero cuando estaba frente de mi trabajo me di cuenta de mi error y entre a la oficina. Al llegar me encontre con un compañero que si iba para el evento y le dije que no encontre boleta para ir . Luego me puse a trabajar, como a los 20 minutos me llamo el compañero para decirme que se le complico la jugada y no podia ir al hotel asi que me dio su boleta. Antes de irme debia ir al laboratorio, cuando llegue le pregunto a la joven el tema del tiempo del analisis y me dice que me podia tomar la muestra mas temprano de lo que habia calculado, osea que pude ir al laboratorio temprano como lo habia pensado en un principio. Sin embargo, de haberlo hecho asi nunca mi compañero se habria enterado de que no iba para el evento y no me habria dado su boleta.

Asi son las cosas de Dios, El tiene la forma de transformar todo lo que nos pasa en una bendicion si en vez de quejarnos asumimos lo que nos llega y hacemos lo mejor con eso. Este es un ejemplo sencillo, no ore para ir al evento ni nada por el estilo, pero para mi es un detalle que tuvo el Señor conmigo para recordar en los momentos donde las dificultades me arropan. No hay que esperar a las grandes dificultades de la vida para ver la mano de Dios obrando.

No se cual sea tu situacion, pero recuerda que siempre hay una mano amiga acompañandote y que aunque ahora no lo puedas ver, todo obra para bien.

"Confio,Señor, en tu misericordia. Tu diestra me sostiene y me guia en cada paso que doy. No temere mal alguno porque tu estas conmigo. ¿Quien contra mi? Por mas oscuro que este mi dia siempre puedo contar con el sol de tu justicia. Gracias por ayudarme a salir victoriosa siempre."Amen.

sábado, 20 de septiembre de 2014

Lc Lc 8,4-15: Los de la tierra buena son los que escuchan la palabra, la guardan y dan fruto perseverando.

Hoy se conmemora a los Santos Andrés Kim Taegon, Pablo Chong Hasang y compañeros, mártires, 103 personas entre ellos niños, jovenes y ancianos que fueron asesinados por su fe en Corea. Cada vez que leo este tipo de cosas me muevo a preguntarme si seria capaz de ofrecer mi vida por mi fe. Si es tan grande mi fe como para morir por ella, me da temor responder esa pregunta asi que solo le pido a Dios que me de la fuerza para que si me llega esa situacion pueda dar el si con alegria pues sin Cristo no tiene sentido existir.
Hay muchos cristianos perseguidos en el mundo, que dia a dia se juegan la vida por Jesus y los admiro y ruego por ellos para que se mantengan firmes y puedan vivir sin llegar al martirio. Me da verguenza el poco esfuerzo que tengo que hacer yo y aun asi me cuesta ,a veces , levantarme un domingo para ir a misa o ir en la tarde cuando estoy cansada. 
Cuando pienso en la situacion del medio Oriente donde no se puede adorar abiertamente al Señor y aun asi hay iglesias alla, veo lo comodos que somos aqui en America donde hay libertad de cultos pero nos da pereza ir a evangelizar o hasta llegar a la comunidad que nos toca en la noche porque el trabajo y los hijos nos absorben.
Nos cuesta dar lo poco que somos cuando hay personas dando la vida. 
La proxima vez que no quieras ir al encuentro con el Señor, que no quieras dar limosna, que no quieras perdonar, piensa en los niños que prefirieron morir antes que negar la fe que tu profesas con tu boca y no siempre con el corazon.
"Señor, enviame tu Santo Espiritu con todos sus dones sobre mi. Quiero tener una fe adulta, real, congruente. Quiero estar dispuesta a darlo todo por ti. Comprometerme en tu obra y ser fiel hasta el final, sin importar las consecuencias. Se que en mis propias fuerzas no puedo, pero Tu me sostienes y para ti todo es posible. Amen"
(Acentos omitidos)

miércoles, 10 de septiembre de 2014

"Llevo tu nombre grabado en la palma de mi mano". Is 49:16

Recientemente salió una promoción de la Coca Cola en la que hay nombres en la etiqueta de la botella. Es un detalle muy bonito así que andaba buscando en la cafetería de mi trabajo una botella con mi nombre pero no he tenido éxito, luego me entere de que en una plaza había personal de la empresa disponible para enviar a hacer la botella con tu nombre, me sorprendió que me dijeran que había una fila de gente esperando para ser atendidas. Mentiría si no digo que tuve la tentación, pero al instante me llego la cita de la Biblia que dice que Dios tiene mi nombre guardado en la palma de su mano. Que mas puedo necesitar, las botellas se dañan, se pierden, pero el amor del Padre por mi es tan grande que se grabo mi nombre en la mano porque quiere tenerme presente. Para la Coca Cola soy un nombre mas, alguien que comprara su producto y ya. Sin embargo para Dios soy su hija amada y no cambia su amor ni mi nombre se quita de su palma.
Si no has encontrado tu nombre en la botella o si ya la tienes guardadita por ahí recuerda que Dios nunca se olvida de ti, El no tiene solo tu nombre en sus manos sino también toda tu vida y la quiere llenar de la felicidad que nadie te puede quitar.
"Gracias,Señor, por amarme de manera unica y especial. Por siempre tenerme presente. Por cuidarme y protegerme. Por corregirme y poner en mi corazon el deseo de parecerme mas a ti. Te quiero y yo tambien llevo tu nombre grabado en mi corazon. Amen"

miércoles, 3 de septiembre de 2014

Por amor a Cristo, cuando hablo de él, ni a mí mismo me perdono


San Gregorio Magno
homilías sobre el libro del profeta Ezequiel
Hijo de Adán, te he puesto de atalaya en la casa de Israel. Fijémonos cómo el Señor compara sus predicadores a un atalaya. El atalaya está siempre en un lugar alto para ver desde lejos todo lo que se acerca. Y todo aquel que es puesto como atalaya del pueblo de Dios debe, por su conducta, estar siempre en alto, a fin de preverlo todo y ayudar así a los que tiene bajo su custodia. 
Estas palabras que os dirijo resultan muy duras para mí, ya que con ellas me ataco a mí mismo, puesto que ni mis palabras ni mi conducta están a la altura de mi misión. 
Me confieso culpable, reconozco mi tibieza y mi negligencia. Quizá esta confesión de mi culpabilidad me alcance el perdón del Juez piadoso. Porque, cuando estaba en el monasterio, podía guardar mi lengua de conversaciones ociosas y estar dedicado casi continuamente a la oración. Pero desde que he cargado sobre mis hombros la responsabilidad pastoral, me es imposible guardar el recogimiento que yo querría, solicitado como estoy por tantos asuntos. 
Me veo, en efecto, obligado a dirimir las causas, ora de las diversas Iglesias, ora de los monasterios, y a juzgar con frecuencia de la vida y actuación de los individuos en particular; otras veces tengo que ocuparme de asuntos de orden civil, otras, de lamentarme de los estragos causados por las tropas de los bárbaros y de temer por causa de los lobos que acechan al rebaño que me ha sido confiado. Otras veces debo preocuparme de que no falte la ayuda necesaria a los que viven sometidos a una disciplina regular, a veces tengo que soportar con paciencia a algunos que usan de la violencia, otras, en atención a la misma caridad que les debo, he de salirles al encuentro. 
Estando mi espíritu disperso y desgarrado con tan diversas preocupaciones, ¿cómo voy a poder reconcentrarme para dedicarme por entero a la predicación y al ministerio de la palabra? Además, muchas veces, obligado por las circunstancias, tengo que tratar con las personas del mundo, lo que hace que alguna vez se relaje la disciplina impuesta a mi lengua. Porque, si mantengo en esta materia una disciplina rigurosa, sé que ello me aparta de los más débiles, y así nunca podré atraerlos adonde yo quiero. Y esto hace que, con frecuencia, escuche pacientemente sus palabras, aunque sean ociosas. Pero, como yo también soy débil, poco a poco me voy sintiendo atraído por aquellas palabras ociosas, y empiezo a hablar con gusto de aquello que había empezado a escuchar con paciencia, y resulta que me encuentro a gusto postrado allí mismo donde antes sentía repugnancia de caer. 
¿Qué soy yo, por tanto, o qué clase de atalaya soy, que no estoy situado, por mis obras, en lo alto de la montaña, sino que estoy postrado aún en la llanura de mi debilidad? Pero el Creador y Redentor del género humano es bastante poderoso para darme a mí, indigno, la necesaria altura de vida y eficacia de palabra, ya que por su amor, cuando hablo de él, ni a mí mismo me perdono.

martes, 2 de septiembre de 2014

La fidelidad del Señor dura por siempre


Tomás de Kempis
Imitación de Cristo 3,14
Señor, tus juicios resuenan sobre mí con voz de trueno; el temor y el temblor agitan con violencia todos mis huesos, y mi alma está sobrecogida de espanto. 
Me quedo atónito al considerar que ni el cielo es puro a tus ojos. Y si en los mismos ángeles descubriste faltas, y no fueron dignos de tu perdón, ¿qué será de mí? 
Cayeron las estrellas del cielo, y yo, que soy polvo, ¿qué puedo presumir? Se precipitaron en la vorágine de los vicios aun aquellos cuyas obras parecían dignas de elogio; y a los que comían el pan de los ángeles los vi deleitarse con las bellotas de animales inmundos. 
No es posible, pues, la santidad en el hombre, Señor, si retiras el apoyo de tu mano. No aprovecha sabiduría alguna, si tú dejas de gobernarlo. No hay fortaleza inquebrantable, capaz de sostenernos, si tú cesas de conservarla. 
Porque, abandonados a nuestras propias fuerzas, nos hundimos y perecemos; mas, visitados por ti, salimos a flote y vivimos. 
Y es que somos inestables, pero gracias a ti cobramos firmeza; somos tibios, pero tú nos inflamas de nuevo. Toda vanagloria ha sido absorbida en la profundidad de tus juicios sobre mí. 
¿Qué es toda carne en tu presencia? ¿Acaso podrá gloriarse el barro contra el que lo formó? ¿Cómo podrá la vana lisonja hacer que se engría el corazón de aquel que está verdaderamente sometido a Dios? 
No basta el mundo entero para hacer ensoberbecer a quien la verdad hizo que se humillara, ni la alabanza de todos los hombres juntos hará vacilar a quien puso toda su confianza en Dios. 
Porque los mismos que alaban son nada, y pasarán con el sonido de sus palabras. En cambio, la fidelidad del Señor dura por siempre.

sábado, 30 de agosto de 2014

Al adornar el templo, no desprecies al hermano necesitado

San Juan Crisóstomo
Homilías sobre el evangelio de san Mateo 50,3-4
¿Deseas honrar el cuerpo de Cristo? No lo desprecies, pues, cuando lo contemples desnudo en los pobres, ni lo honres aquí, en el templo, con lienzos de seda, si al salir lo abandonas en su frío y desnudez. Porque el mismo que dijo: Esto es mi cuerpo, y con su palabra llevó a realidad lo que decía, afirmó también: Tuve hambre, y no me disteis de comer, y más adelante: Siempre que dejasteis de hacerlo a uno de estos pequeñuelos, a mí en persona lo dejasteis de hacer. El templo no necesita vestidos y lienzos, sino pureza de alma; los pobres, en cambio, necesitan que con sumo cuidado nos preocupemos de ellos. 
Reflexionemos, pues, y honremos a Cristo con aquel mismo honor con que él desea ser honrado; pues, cuando se quiere honrar a alguien, debemos pensar en el honor que a él le agrada, no en el que a nosotros nos place. También Pedro pretendió honrar al Señor cuando no quería dejarse lavar los pies, pero lo que él quería impedir no era el honor que el Señor deseaba, sino todo lo contrario. Así tú debes tributar al Señor el honor que él mismo te indicó, distribuyendo tus riquezas a los pobres. Pues Dios no tiene ciertamente necesidad de vasos de oro, pero sí, en cambio, desea almas semejantes al oro. 
No digo esto con objeto de prohibir la entrega de dones preciosos para los templos, pero sí que quiero afirmar que, junto con estos dones y aun por encima de ellos, debe pensarse en la caridad para con los pobres. Porque, si Dios acepta los dones para su templo, le agradan, con todo, mucho más las ofrendas que se dan a los pobres. En efecto, de la ofrenda hecha al templo sólo saca provecho quien la hizo; en cambio, de la limosna saca provecho tanto quien la hace como quien la recibe. El don dado para el templo puede ser motivo de vanagloria, la limosna, en cambio, sólo es signo de amor y de caridad. 
¿De qué serviría adornar la mesa de Cristo con vasos de oro, si el mismo Cristo muere de hambre? Da primero de comer al hambriento, y luego, con lo que te sobre, adornarás la mesa de Cristo. ¿Quieres hacer ofrenda de vasos de oro y no eres capaz de dar un vaso de agua? Y, ¿de qué serviría recubrir el altar con lienzos bordados de oro, cuando niegas al mismo Señor el vestido necesario para cubrir su desnudez? ¿Qué ganas con ello? Dime si no: Si ves a un hambriento falto del alimento indispensable y, sin preocuparte de su hambre, lo llevas a contemplar una mesa adornada con vajilla de oro, ¿te dará las gracias de ello? ¿No se indignará más bien contigo? O, si, viéndolo vestido de andrajos y muerto de frío, sin acordarte de su desnudez, levantas en su honor monumentos de oro, afirmando que con esto pretendes honrarlo, ¿no pensará él que quieres burlarte de su indigencia con la más sarcástica de tus ironías? 
Piensa, pues, que es esto lo que haces con Cristo, cuando lo contemplas errante, peregrino y sin techo y, sin recibirlo, te dedicas a adornar el pavimento, las paredes y las columnas del templo. Con cadenas de plata sujetas lámparas, y te niegas a visitarlo cuando él está encadenado en la cárcel. Con esto que estoy diciendo, no pretendo prohibir el uso de tales adornos, pero sí que quiero afirmar que es del todo necesario hacer lo uno sin descuidar lo otro; es más: os exhorto a que sintáis mayor preocupación por el hermano necesitado que por el adorno del templo. Nadie, en efecto, resultará condenado por omitir esto segundo, en cambio, los castigos del infierno, el fuego inextinguible y la compañía de los demonios están destinados para quienes descuiden lo primero. Por tanto, al adornar el templo, procurad no despreciar al hermano necesitado, porque este templo es mucho más precioso que aquel otro.

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martes, 26 de agosto de 2014

"¡Fariseo ciego!, limpia primero la copa por dentro y así quedará limpia también por fuera."Mt 23,23-26.

Jesus cuestiona mi integridad. Las veces en que voy mas pendiente de los ritos, de las apariencias que de lo que a El le agrada; el amor y la justicia. Cuando uno vive lo que predica se nota, la gente puede verlo en tu manera de actuar y sabe que es genuino. Le guste o no.
No podemos engañarnos pensando que nadie se va a dar cuenta de nuestras faltas porque hacemos esto o aquello sino aceptar que no somos perfectos, comenzar a actuar como hijos de Dios y dejar que su misericordia haga el resto.
"Señor, te entrego mi corazón para que lo cambies por dentro, de todas sus impurezas. Que no me importe lo que diga la gente de mi sino que en todo elija lo que a ti te agrada. Cuando hacerlo me cueste derrama tu gracia sobre mi para que te de gloria siempre con mis acciones y mis palabras. Amen"

sábado, 9 de agosto de 2014

La puerta de la vida se abre a los que creen en el Crucificado

Santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edit Stein).
Del libro «La Ciencia de la Cruz»
Cristo se sometió al yugo de la ley, guardando plenamente la ley y muriendo por la ley y por medio de la ley. Liberó, por ello, a los que desean recibir la vida. Pero no la pueden recibir, salvo que ellos mismos ofrezcan la suya propia. Porque los que han sido bautizados en Cristo Jesús, en su muerte han sido bautizados. Son sumergidos en su vida para devenir miembros de su cuerpo y padecer y morir con él, como miembros suyos. 
Esta vida vendrá abundantemente en el día glorioso, pero ya ahora, mientras vivimos en la carne, participamos de ella, si creemos que Cristo ha muerto por nosotros para darnos la vida. Con esta fe nos unimos con él como los miembros se unen con su cabeza; esta fe nos abre a la fuente de su vida. 
Por eso, la fe en el Crucificado, es decir, esa fe viva que lleva aparejada un amor entregado, viene a ser para nosotros puerta de la vida y comienzo de la gloria; de ahí que la Cruz constituya nuestra gloria: Fuera de mí gloriarme en otra cosa que no sea la Cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo está crucificado para mí y yo para el mundo. 
Quien elige a Cristo ha muerto para el mundo y el mundo para él. Lleva en su cuerpo los estigmas de Cristo, se ve rodeado de flaquezas y despreciado por los hombres, pero, por este mismo motivo, se halla robusto y vigoroso, ya que la fuerza de Dios resplandece en la debilidad. 
Con este conocimiento, el discípulo de Jesús no solo acoge la cruz sobre sus espaldas, sino que él mismo se crucifica en ella. Los que son de Jesucristo han crucificado la carne con sus vicios y concupiscencias. Lucharon un duro combate contra su naturaleza a fin de que la vida del pecado muriese en ellos y poder así dar amplia cabida a la vida en el Espíritu. Para esta pelea se precisa una singular fortaleza. 
Pero la Cruz no es el fin; la Cruz es la exaltación y mostrará el cielo. La Cruz no sólo es signo, sino también invicta armadura de Cristo: báculo de pastor con el que el divino David se enfrenta contra el malvado Goliat; báculo con el que Cristo golpea enérgicamente la puerta del cielo y la abre. Cuando se cumplan todas estas cosas, la luz divina se difundirá y colmará a cuantos siguen al Crucificado.
R/. Estoy crucificado con Cristo: Vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí. Que me amó hasta entregarse por mí.
V/. Y mientras vivo en esta carne, vivo de la fe en el Hijo de Dios.
R/. Que me amó hasta entregarse por mí.

viernes, 8 de agosto de 2014

Yo su plata, y ella con el oro se hacía ídolos. Os 2,4.8-25

El amor de Dios es maravilloso. Puedo pensar en el dolor en su alma cuando habla mediante este profeta. El nos da cosas y nosotros las utilizamos para alejarnos de El. Pedimos un buen trabajo y resulta que nos esclaviza. Pedimos una pareja y nos hacemos dependientes de ella. Pedimos hijos y nos dejamos envolver en ellos. Tenemos tiempo para todo excepto para orar. Aquel por quien somos lo que somos es a quien menos acudimos en tiempo de bonanza, pareciera que solo nos podemos concentrar en El cuando nos va mal en el trabajo, cuando tenemos problemas financieros, familiares o de salud. Nuestro Dios mas bien parece un sirviente nuestro al que solo le hablamos cuando estamos en necesidad. No nos engañemos pensando que como le damos gracias en los "cinco" minutos que dura nuestra oración estamos siendo agradecidos con El.
Sin embargo, Dios nos perdona. No se queda enojado, no nos abandona sino que nos lleva al desierto para hablarnos de amor. El desierto es aquel espacio donde nos reencontramos con El, donde podemos sentir lo especial que somos para El y nos reconectamos con la única fuente de felicidad y paz eterna. Ese desierto muchas veces es una salud quebrantada, un matrimonio en crisis, un hijo descarriado, pero también puede ser tu cuarto o el Santísimo. No hay que esperar una crisis para encontrarnos con Dios, El siempre espera porque nos ama con amor eterno y nos extiende su misericordia.

" Señor, por tu inmensa bondad borra mi culpa, pues tengo siempre presente mi delito. Tu me lo das todo y yo lo desperdicio, no utilizo tus dones para darte gloria. Quiero cambiar, llévame al desierto, vuélveme a Ti. Casate conmigo en fidelidad, quiero conocerte de forma que no me separe de ti. Ayudame a mantener la alianza que iniciamos en mi bautizo hasta que me reúna contigo y este por siempre en tu presencia. Gracias por amarme a pesar de mis infidelidades. Amen."

miércoles, 6 de agosto de 2014

¡Qué bien se está aquí!

Anastasio Sinaíta, obispo
Del sermón en el día de la Transfiguración del Señor (Núms. 6-10: Mélanges d´archéologie et d´histoire 67 [1955], 241-244)
El misterio que hoy celebramos lo manifestó Jesús a sus discípulos en el monte Tabor. En efecto, después de haberles hablado, mientras iba con ellos, acerca del reino y de su segunda venida gloriosa, teniendo en cuenta que quizá no estaban muy convencidos de lo que les ha anunciado acerca del reino, y deseando infundir en sus corazones una firmísima e íntima convicción, de modo que por lo presente creyeran en lo futuro, realizó ante sus ojos aquella admirable manifestación, en el monte Tabor, como una imagen prefigurativa del reino de los cielos. Era como si les dijese: «El tiempo que ha de transcurrir antes de que se realicen mis predicciones no ha de ser motivo de que vuestra fe se debilite, y, por esto, ahora mismo, en el tiempo presente, os aseguro que algunos de los aquí presentes no morirán sin haber visto llegar al Hijo del hombre con la gloria del Padre». 
Y el evangelista, para mostrar que el poder de Cristo estaba en armonía con su voluntad, añade: Seis días después, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y se los llevó aparte a una montaña alta. Se transfiguró delante de ellos, y su rostro resplandecía como el sol, y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. Y se les aparecieron Moisés y Elías conversando con él. 
Éstas son las maravillas de la presente solemnidad, éste es el misterio, saludable para nosotros, que ahora se ha cumplido en la montaña, ya que ahora nos reúne la muerte y, al mismo tiempo, la festividad de Cristo. Por esto, para que podamos penetrar, junto con los elegidos entre los discípulos inspirados por Dios, el sentido profundo de estos inefables y sagrados misterios, escuchemos la voz divina y sagrada que nos llama con insistencia desde lo alto, desde la cumbre de la montaña. 
Debemos apresurarnos a ir hacia allí -así me atrevo a decirlo- como Jesús, que allí en el cielo es nuestro guía y precursor, con quien brillaremos con nuestra mirada espiritualizada, renovados en cierta manera en los trazos de nuestra alma, hechos conformes a su imagen, y, como él, transfigurados continuamente y hechos partícipes de la naturaleza divina, y dispuestos para los dones celestiales. 
Corramos hacia allí, animosos y alegres, y penetremos en la intimidad de la nube, a imitación de Moisés y Elías, o de Santiago y Juan. Seamos como Pedro, arrebatado por la visión y aparición divina, transfigurado por aquella hermosa transfiguración, desasido del mundo, abstraído de la tierra; despojémonos de lo carnal, dejemos lo creado y volvámonos al Creador, al que Pedro, fuera de sí, dijo: Señor, ¡qué bien se está aquí! 
Ciertamente, Pedro, en verdad qué bien se está aquí con Jesús; aquí nos quedaríamos para siempre. ¿Hay algo más dichoso, más elevado, más importante que estar con Dios, ser hechos conformes con él, vivir en la luz? Cada uno de nosotros, por el hecho de tener a Dios en sí y de ser transfigurado en su imagen divina, tiene derecho a exclamar con alegría: ¡Qué bien se está aquí!, donde todo es resplandeciente, donde está el gozo, la felicidad y la alegría, donde el corazón disfruta de absoluta tranquilidad, serenidad y dulzura, donde vemos a (Cristo) Dios, donde él, junto con el Padre, pone su morada y dice, al entrar: Hoy ha sido la salvación de esta casa, donde con Cristo se hallan acumulados los tesoros de los bienes eternos, donde hallamos reproducidas, como en un espejo, las imágenes de las realidades futuras.
R/. El rostro de Jesús se volvió brillante como el sol, y, al ver los discípulos su gloria, admirados, se llenaron de espanto.
V/. Y se les aparecieron Moisés y Elías conversando con él.
R/. Y, al ver los discípulos su gloria, admirados, se llenaron de espanto.

martes, 5 de agosto de 2014

Himno (Laudes)

Porque, Señor, yo te he visto
y quiero volverte a ver,
quiero creer.

Te vi, sí, cuando era niño
y en agua me bauticé,
y, limpio de culpa vieja,
sin velos te pude ver.

Devuélveme aquellas puras
transparencias de aire fiel,
devuélveme aquellas niñas
de aquellos ojos de ayer.

Están mis ojos cansados
de tanto ver luz sin ver;
por la oscuridad del mundo,
voy como un ciego que ve.

Tú que diste vista al ciego
y a Nicodemo también,
filtra en mis secas pupilas
dos gotas frescas de fe.

sábado, 2 de agosto de 2014

Himno

Gracias, Señor, por la aurora;
gracias, por el nuevo día;
gracias, por la Eucaristía;
gracias, por nuestra Señora:

Y gracias, por cada hora
de nuestro andar peregrino.

Gracias, por el don divino
de tu paz y de tu amor,
la alegría y el dolor,
al compartir tu camino.

Gloria al Padre, gloria al Hijo,
gloria al Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos. Amén.

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jueves, 31 de julio de 2014

Examinad si los espíritus provienen de Dios

Luis Gonçalves de Cámara
De los Hechos de san Ignacio recibidos de labios del mismo santo (Cap. 1,5-9: Acta Sanctorum Iulii 7 [1868], 647)
Ignacio era muy aficionado a los llamados libros de caballerías, narraciones llenas de historias fabulosas e imaginarias. Cuando se sintió restablecido, pidió que le trajeran algunos de esos libros para entretenerse, pero no se halló en su casa ninguno; entonces le dieron para leer un libro llamado Vida de Cristo y otro que tenía por título Flos sanctorum, escritos en su lengua materna. 
Con la frecuente lectura de estas obras, empezó a sentir algún interés por las cosas que en ellas se trataban. A intervalos volvía su pensamiento a lo que había leído en tiempos pasados y entretenía su imaginación con el recuerdo de las vanidades que habitualmente retenían su atención durante su vida anterior. 
Pero, entretanto, iba actuando también la misericordia divina, inspirando en su ánimo otros pensamientos, además de los que suscitaba en su mente lo que acababa de leer. En efecto, al leer la vida de Jesucristo o de los santos, a veces se ponía a pensar y se preguntaba a sí mismo: 
«¿Y si yo hiciera lo mismo que san Francisco o que santo Domingo?» 
Y, así, su mente estaba siempre activa. Estos pensamientos duraban mucho tiempo, hasta que, distraído por cualquier motivo, volvía a pensar, también por largo tiempo, en las cosas vanas y mundanas. Esta sucesión de pensamientos duró bastante tiempo. 
Pero había una diferencia; y es que, cuando pensaba en las cosas del mundo, ello le producía de momento un gran placer; pero cuando, hastiado, volvía a la realidad, se sentía triste y árido de espíritu; por el contrario, cuando pensaba en la posibilidad de imitar las austeridades de los santos, no sólo entonces experimentaba un intenso gozo, sino que además tales pensamientos lo dejaban lleno de alegría. De esta diferencia él no se daba cuenta ni le daba importancia, hasta que un día se le abrieron los ojos del alma y comenzó a admirarse de esta diferencia que experimentaba en sí mismo, que, mientras una clase de pensamientos lo dejaban triste, otros, en cambio, alegre. Y así fue como empezó a reflexionar seriamente en las cosas de Dios. Más tarde, cuando se dedicó a las prácticas espirituales, esta experiencia suya le ayudó mucho a comprender lo que sobre la discreción de espíritus enseñaría luego a los suyos.

miércoles, 30 de julio de 2014

Himno-Laudes



Buenos días, Señor, a ti el primero 
encuentra la mirada 
del corazón, apenas nace el día: 
Tú eres la luz y el sol de mi jornada. 

Buenos días, Señor, contigo quiero 
andar por la vereda: 
Tú, mi camino, mi verdad, mi vida; 
Tú, la esperanza firme que me queda. 

Buenos días, Señor, a ti te busco, 
levanto a ti las manos 
y el corazón, al despertar la aurora: 
quiero encontrarte siempre en mis hermanos. 

Buenos días, Señor resucitado, 
que traes la alegría 
al corazón que va por tus caminos 
¡vencedor de tu muerte y de la mía! 

Gloria al Padre de todos, gloria al Hijo, 
y al Espíritu Santo; 
como era en el principio, ahora y siempre, 
por los siglos te alabe nuestro canto. Amén.


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lunes, 28 de julio de 2014

La misericordia divina y la misericordia humana



San Cesáreo de Arlés
Sermón 25,1
Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Dulce es el nombre de misericordia, hermanos muy amados; y, si el nombre es tan dulce, ¿cuánto más no lo será la cosa misma? Todos los hombres la desean, mas, por desgracia, no todos obran de manera que se hagan dignos de ella; todos desean alcanzar misericordia, pero son pocos los que quieren practicarla. 
Oh hombre, ¿con qué cara te atreves a pedir, si tú te resistes a dar? Quien desee alcanzar misericordia en el cielo debe él practicarla en este mundo. Y, por esto, hermanos muy amados, ya que todos deseamos la misericordia, actuemos de manera que ella llegue a ser nuestro abogado en este mundo, para que nos libre después en el futuro. Hay en el cielo una misericordia, a la cual se llega a través de la misericordia terrena. Dice, en efecto, la Escritura: Señor, tu misericordia llega al cielo. 
Existe, pues, una misericordia terrena y humana, otra celestial y divina. ¿Cuál es la misericordia humana? La que consiste en atender a las miserias de los pobres. ¿Cuál es la misericordia divina? Sin duda, la que consiste en el perdón de los pecados. Todo lo que da la misericordia humana en este tiempo de peregrinación se lo devuelve después la misericordia divina en la patria definitiva. Dios, en este mundo, padece frío y hambre en la persona de todos los pobres, como dijo él mismo: Cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis. El mismo Dios que se digna dar en el cielo quiere recibir en la tierra. 
¿Cómo somos nosotros, que, cuando Dios nos da, queremos recibir y, cuando nos pide, no le queremos dar? Porque, cuando un pobre pasa hambre, es Cristo quien pasa necesidad, como dijo él mismo: Tuve hambre, y no me disteis de comer. No apartes, pues, tu mirada de la miseria de los pobres, si quieres esperar confiado el perdón de los pecados. Ahora, hermanos, Cristo pasa hambre, es él quien se digna padecer hambre y sed en la persona de todos los pobres; y lo que reciba aquí en la tierra lo devolverá luego en el cielo. 
Os pregunto, hermanos, ¿qué es lo que queréis o buscáis cuando venís a La iglesia? Ciertamente la misericordia. Practicad, pues, la misericordia terrena, y recibiréis la misericordia celestial. El pobre te pide a ti, y tú le pides a Dios; aquél un bocado, tú la vida eterna. Da al indigente, y merecerás recibir de Cristo, ya que él ha dicho:Dad, y se os dará. No comprendo cómo te atreves a esperar recibir, si tú te niegas a dar. Por esto, cuando vengáis a la iglesia, dad a los pobres la limosna que podéis, según vuestras posibilidades.
R/. Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará.
V/. Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.

jueves, 3 de julio de 2014

«¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto.» Jn 20, 24-29

El texto del evangelio de ayer al igual que el de hoy cuestionan mi fe. ¿Como esta mi confianza en el Señor? ¿Soy de las que solo se sienten seguras cuando todo esta bien?¿Esta mi alma tan cerrada en el dolor que no puede ver lo bueno que sale de una situación difícil?
Tomas no podía creer que Jesus había resucitado, era mas fácil pensar que todos se habían puesto de acuerdo en jugarle una broma pesada que creer en lo que el mismo Jesus les había anunciado, es que no tenia ninguna lógica, como era posible que alguien se resucitara a si mismo pues no había otro profeta que lo levantara. Sin embargo, cuando lo vio a Jesus en cuerpo y alma entendió que era posible porque El era Dios, por eso exclama desde el fondo de su corazón:" Señor mío y Dios mío".

Nosotros no vivimos en esa época y estamos llamados a creer sin ver. Pues Jesus ya no se anda apareciendo por ahí pero es tan real como lo fue antes. Nosotros que creemos por fe en que El vive, así mismo debemos creer por fe que pase lo que pase si vamos de la mano con Jesus saldremos victoriosos.
Ya no hay espacio para una fe infantil, que necesita señales, que nos calmen la tempestad o palpar el costado, debemos aprender a confiar aunque aquello que queramos que pase no pase nunca. Porque nuestra vida esta en las manos del Padre y El nos ama, eso nos basta.

" Amado Jesus, yo creo, pero aumenta mi fe. Que tu gracia sea todo lo que necesite pues en mi debilidad te haces fuerte. He sobrevivido temporales, desiertos y toda clase de calamidades porque tu mano me sostiene, recuérdame cuando lo olvide, pues lo que hiciste por mi en el pasado lo puedes hacer de nuevo y aun si no lo haces te seguiré porque tus planes son mejores que los míos y me acojo a tu voluntad con infinita confianza. Amen"

Lectura Patrística ¡Señor mío y Dios mío!



San Gregorio Magno, papa
(Homilía 26,7-9: PL 76,1201-1202)
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Sólo este discípulo estaba ausente y, al volver y escuchar lo que había sucedido, no quiso creer lo que le contaban. Se presenta de nuevo el Señor y ofrece al discípulo incrédulo su costado para que lo palpe, le muestra sus manos y, mostrándole la cicatriz de sus heridas, sana la herida de su incredulidad. ¿Qué es, hermanos muy amados, lo que descubrís en estos hechos? ¿Creéis acaso que sucedieron porque sí todas estas cosas: que aquel discípulo elegido estuviera primero ausente, que luego al venir oyese, que al oír dudase, que al dudar palpase, que al palpar creyese? 
Todo esto no sucedió porque sí, sino por disposición divina. La bondad de Dios actuó en este caso de un modo admirable, ya que aquel discípulo que había dudado, al palpar las heridas del cuerpo de su maestro, curó las heridas de nuestra incredulidad. Más provechosa fue para nuestra fe la incredulidad de Tomás que la fe de los otros discípulos, ya que, al ser él inducido a creer por el hecho de haber palpado, nuestra mente, libre de toda duda, es confirmada en la fe. De este modo, en efecto, aquel discípulo que dudó y que palpó se convirtió en testigo de la realidad de la resurrección. 
Palpó y exclamó: «¡Señor mío y Dios mío!» Jesús le dijo: «¿Porque me has visto has creído?» Como sea, el apóstol Pablo dice: La fe es seguridad de lo que se espera y prueba de lo que no se ve, es evidente que la fe es la plena convicción de aquellas realidades que no podemos ver, porque las que vemos ya no son objeto de fe, sino de conocimiento. Por consiguiente, si Tomás vio y palpó, ¿cómo es que le dice el Señor: Porque me has visto has creído? Pero es que lo que creyó superaba a lo que vio. En efecto, un hombre mortal no puede ver la divinidad. Por esto, lo que él vio fue la humanidad de Jesús, pero confesó su divinidad al decir: ¡Señor mío y Dios mío! Él, pues, viendo creyó, ya que, teniendo ante sus ojos a un hombre verdadero, lo proclamó Dios, cosa que escapaba a su mirada. 
Y es para nosotros motivo de alegría lo que sigue a continuación: Dichosos los que crean sin haber visto. En esta sentencia el Señor nos designa especialmente a nosotros, que lo guardamos en nuestra mente sin haberlo visto corporalmente. Nos designa a nosotros, con tal de que las obras acompañen nuestra fe, porque el que cree de verdad es el que obra según su fe. Por el contrario, respecto de aquellos que creen sólo de palabra, dice Pablo: Hacen profesión de conocer a Dios, pero con sus acciones lo desmienten. Y Santiago dice: La fe sin obras es un cadáver.

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domingo, 29 de junio de 2014

Estos mártires, en su predicación, daban testimonio de lo que habían visto

El día de hoy es para nosotros sagrado, porque en él celebramos el martirio de los santos apóstoles Pedro y Pablo. No nos referimos, ciertamente, a unos mártires desconocidos. A toda la tierra alcanza su pregón y hasta los límites del orbe su lenguaje. Estos mártires, en su predicación, daban testimonio de lo que habían visto con un desinterés absoluto, dieron a conocer la verdad hasta morir por ella.
San Pedro, el primero de los apóstoles, que amaba ardientemente a Cristo, y que llegó a oír de él estas palabras: Ahora te digo yo: Tú eres Pedro. Él había dicho antes: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo. Y Cristo le replicó: «Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Sobre esta piedra edificaré esta misma fe que profesas. Sobre esta afirmación que tú has hecho: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo, edificaré mi Iglesia. Porque tú eres Pedro». «Pedro» es una palabra que se deriva de «piedra», y no al revés. «Pedro» viene de «piedra», del mismo modo que «cristiano» viene de «Cristo».
El Señor Jesús, antes de su pasión, como sabéis, eligió a sus discípulos, a los que dio el nombre de apóstoles. Entre ellos, Pedro fue el único que representó la totalidad de la Iglesia casi en todas partes. Por ello, en cuanto que él solo representaba en su persona a la totalidad de la Iglesia, pudo escuchar estas palabras: Te daré las llaves del reino de los cielos. Porque estas llaves las recibió no un hombre único, sino la Iglesia única. De ahí la excelencia de la persona de Pedro, en cuanto que él representaba la universalidad y la unidad de la Iglesia, cuando se le dijo: Yo te entrego, tratándose de algo que ha sido entregado a todos. Pues, para que sepáis que la Iglesia ha recibido las llaves del reino de los cielos, escuchad lo que el Señor dice en otro lugar a todos sus apóstoles: Recibid el Espíritu Santo. Y a continuación: A quienes les perdonéis los pecados les quedan perdonados; a quienes se los retengáis les quedan retenidos.
En este mismo sentido, el Señor, después de su resurrección, encomendó también a Pedro sus ovejas para que las apacentara. No es que él fuera el único de los discípulos que tuviera el encargo de apacentar las ovejas del Señor; es que Cristo, por el hecho de referirse a uno solo, quiso significar con ello la unidad de la Iglesia; y, si se dirige a Pedro con preferencia a los demás, es porque Pedro es el primero entre los apóstoles.
No te entristezcas, apóstol; responde una vez, responde dos, responde tres. Venza por tres veces tu profesión de amor, ya que por tres veces el temor venció tu presunción. Tres veces ha de ser desatado lo que por tres veces habías ligado. Desata por el amor lo que habías ligado por el temor.
A pesar de su debilidad, por primera, por segunda y por tercera vez encomendó el Señor sus ovejas a Pedro.
En un solo día celebramos el martirio de los dos apóstoles. Es que ambos eran en realidad una sola cosa aunque fueran martirizados en días diversos Primero lo fue Pedro, luego Pablo. Celebramos la fiesta del día de hoy, sagrado para nosotros por la sangre de los apóstoles. Procuremos imitar su fe, su vida, sus trabajos, sus sufrimientos, su testimonio y su doctrina.
R/. Apóstol san Pablo, anunciador de la verdad y maestro de los gentiles, mereces en verdad ser glorificado.
V/. Por ti todos los gentiles conocieron la gracia de Dios.
R/. Mereces en verdad ser glorificado.

miércoles, 25 de junio de 2014

"El Señor es compasivo y misericordioso [...]no nos trata como merecen nuestros pecados ni nos paga según nuestras culpas. " Sal 102

La misericordia del Señor sobrepasa nuestro entendimiento. Hay gente que se resiste a creer en ella y anda pensando que Dios tiene un libro donde anota cada falta para luego sacartela en cara cuando El lo que realmente anda buscando es que nos dejemos amar por El. 

En la experiencia real del amor de Dios podemos mirar nuestras faltas y maravillarnos de que El nos ame a pesar de ellas. Ese es el evangelio de Jesus, que comprendamos que Dios es nuestro Padre y su amor por nosotros es tan grande que sacrifico a su Hijo para que tengamos vida eterna. 
Dejemos que esta verdad llene nuestros corazones de gozo, sin merecerlo somos amados pero el amor merece una respuesta similar, un amor asi merece ser correspondido.

Permite que el amor de Dios transforme tu vida de forma que de la misma manera que eres amado por El ames a los demas.

" Señor, me sorprende tu gran amor por mi. Quiero darte las gracias y no solo con palabras sino a traves de mis hermanos, me la forma en que los trate se parezca a la tuya. Reboza mi corazon con tu amor para que sea tierno, amable, sencillo, sincero y dispuesto. Amen"

martes, 24 de junio de 2014

"Juan es su nombre." Lc 1,57-66.80


A Isabel querian obligarla a poner un nombre a su hijo diferente al que Dios habia puesto en su corazon. Ella tenia la certeza de que debia llamarse Juan pero el pueblo insistia en que no podia ser asi porque ninguno de sus parientes se llamaba asi y la costumbre era seguir la nomenclatura anteriormente usada. Como era mujer no le hacian caso hasta que Zacarias confirmo su nombre y se le abrio la boca como simbolo de que Juan era la voz que anunciaria la Palabra, a Jesus.
Muchas veces, al igual que Isabel, he sentido en mi corazon mociones, la certeza de que Dios me invita por tal o cual camino y la gente piensa que estoy mal porque lo que hago no va acorde con la logica pero al igual que Isabel permanezco firme y al final todos se han maravillado de la obra del Señor en mi vida.
Puede que en este momento estes siguiendo una mocion que hasta a ti te cuesta entender, pero recuerda esta lectura, meditala y pide a Dios que te de certeza sobre lo que sientes y si sigues movido a esa direccion ve tranquilo porque el Señor vino a sacarnos de lo estandar para que su luz brille aun con mas intensidad.
"Señor, ayudame a discernir tu voluntad por sobre todas las personas, la logica o cualquier cosa que pueda ponerla en duda. Dame la fortaleza para llevarla a cabo y la esperanza de que sera para bien lo que hagas en mi. Amen"

miércoles, 18 de junio de 2014

Fw: Continuacion del tratado sobre el Padre nuestro




<-----Mensaje original----->
From:
Sent: 6/18/2014 3:51:50 AM
To:
Cc:
Subject:

Lectura Patrística
Venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad

San Cipriano
Tratado sobre el Padrenuestro 13-15
Prosigue la oración que comentamos: Venga a nosotros tu reino. Pedimos que se haga presente en nosotros el reino de Dios, del mismo modo que suplicamos que su nombre sea santificado en nosotros. Porque no hay un solo momento en que Dios deje de reinar, ni puede empezar lo que siempre ha sido y nunca dejará de ser. Pedimos a Dios que venga a nosotros nuestro reino que tenemos prometido, el que Cristo nos ganó con su sangre y su pasión, para que nosotros, que antes servimos al mundo, tengamos después parte en el reino de Cristo, como él nos ha prometido, con aquellas palabras: Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo.
También podemos entender, hermanos muy amados, este reino de Dios, cuya venida deseamos cada día, en el sentido de la misma persona de Cristo, cuyo próximo advenimiento es también objeto de nuestros deseos. Él es la resurrección, ya que en él resucitaremos, y por esto podemos identificar el reino de Dios con su persona, ya que en él hemos de reinar. Con razón, pues, pedimos el reino de Dios, esto es, el reino celestial, porque existe también un reino terrestre. Pero el que ya ha renunciado al mundo está por encima de los honores y del reino de este mundo.
Pedimos a continuación: Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo, no en el sentido de que Dios haga lo que quiera, sino de que nosotros seamos capaces de hacer lo que Dios quiere. ¿Quién, en efecto, puede impedir que Dios haga lo que quiere? Pero a nosotros sí que el diablo puede impedirnos nuestra total sumisión a Dios en sentimientos y acciones; por esto pedimos que se haga en nosotros la voluntad de Dios, y para ello necesitamos de la voluntad de Dios, es decir, de su protección y ayuda, ya que nadie puede confiar en sus propias fuerzas, sino que la seguridad nos viene de la benignidad y misericordia divinas. Además, el Señor, dando pruebas de la debilidad humana, que él había asumido, dice: Padre mío, si es posible, que pase y se aleje de mi ese cáliz, y, para dar ejemplo a sus discípulos de que hay que anteponer la voluntad de Dios a la propia, añade: Pero, no se haga lo que yo quiero, sino lo que tú quieres.
La voluntad de Dios es la que Cristo cumplió y enseñó. La humildad en la conducta, la firmeza en la fe, el respeto en las palabras, la rectitud en las acciones, la misericordia en las obras, la moderación en las costumbres; el no hacer agravio a los demás y tolerar los que nos hacen a nosotros, el conservar la paz con nuestros hermanos; el amar al Señor de todo corazón, amarlo en cuanto Padre, temerlo en cuanto Dios; el no anteponer nada a Cristo, ya que él nada antepuso a nosotros; el mantenernos inseparablemente unidos a su amor, el estar junto a su cruz con fortaleza y confianza; y, cuando está en juego su nombre y su honor, el mostrar en nuestras palabras la constancia de la fe que profesamos, en los tormentos, la confianza con que luchamos y, en la muerte, la paciencia que nos obtiene la corona. Esto es querer ser coherederos de Cristo, esto es cumplir el precepto de Dios y la voluntad del Padre.
R/. El que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo, ése entrará en el reino de los cielos.
V/. El que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre.
R/. Ése entrará en el reino de los cielos.

Fw: Santificado sea tu nombre




<-----Mensaje original----->
From:
Sent: 6/17/2014 3:26:17 AM
To:
Cc:
Subject:



San Cipriano
Tratado sobre el Padrenuestro 11-12
Cuán grande es la benignidad del Señor, cuán abundante la riqueza de su condescendencia y de su bondad para con nosotros, pues ha querido que, cuando nos ponemos en su presencia para orar, lo llamemos con el nombre de Padre y seamos nosotros llamados hijos de Dios, a imitación de Cristo, su Hijo; ninguno de nosotros se hubiera nunca atrevido a pronunciar este nombre en la oración, si él no nos lo hubiese permitido. Por tanto, hermanos muy amados, debemos recordar y saber que, pues llamamos Padre a Dios, tenemos que obrar como hijos suyos, a fin de que él se complazca en nosotros, como nosotros nos complacemos de tenerlo por Padre.
Sea nuestra conducta cual conviene a nuestra condición de templos de Dios, para que se vea de verdad que Dios habita en nosotros. Que nuestras acciones no desdigan del Espíritu: hemos comenzado a ser espirituales y celestiales y, por consiguiente, hemos de pensar y obrar cosas espirituales y celestiales, ya que el mismo Señor Dios ha dicho: Yo honro a los que me honran, y serán humillados los que me desprecian. Asimismo el Apóstol dice en una de sus cartas: No os poseéis en propiedad, porque os han comprado pagando un precio por vosotros. Por tanto, ¡glorificad a Dios con vuestro cuerpo!
A continuación, añadimos: Santificado sea tu nombre, no en el sentido de que Dios pueda ser santificado por nuestras oraciones, sino en el sentido de que pedimos a Dios que su nombre sea santificado en nosotros. Por lo demás, ¿por quién podría Dios ser santificado, si es él mismo quien santifica? Mas, como sea que él ha dicho: Sed santos, porque yo soy santo, por esto, pedimos y rogamos que nosotros, que fuimos santificados en el bautismo, perseveremos en esta santificación inicial. Y esto lo pedimos cada día. Necesitamos, en efecto, de esta santificación cotidiana, ya que todos los días delinquimos, y por esto necesitamos ser purificados mediante esta continua y renovada santificación.
El Apóstol nos enseña en qué consiste esta santificación que Dios se digna concedernos, cuando dice: Los inmorales, idólatras, adúlteros, afeminados, invertidos, ladrones, codiciosos, borrachos, difamadores o estafadores no heredarán el reino de Dios. Así erais algunos antes. Pero os lavaron, os consagraron, os perdonaron en el nombre de nuestro Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios. Afirma que hemos sido consagrados en el nombre de nuestro Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios. Lo que pedimos, pues, es que permanezca en nosotros esta consagración o santificación y -acordándonos de que nuestro juez y Señor conminó a aquel hombre que él había curado y vivificado a que no volviera a pecar más, no fuera que le sucediese algo peor- no dejamos de pedir a Dios, de día y de noche, que la santificación y vivificación que nos viene de su gracia sea conservada en nosotros con ayuda de esta misma gracia.
R/. Mostraré la santidad de mi nombre ilustre; derramaré sobre vosotros un agua pura, os daré un corazón nuevo y os infundiré mi Espíritu; Para que caminéis según mis preceptos, y guardéis y cumpláis mis mandatos.
V/. Sed santos, porque yo soy santo.
R/. Para que caminéis según mis preceptos, y guardéis y cumpláis mis mandatos.

Lectura patristica: Nuestra oracion es publica y comun




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Sent: 6/16/2014 3:42:45 AM
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Ante todo, el Doctor de la paz y Maestro de la unidad no quiso que hiciéramos una oración individual y privada, de modo que cada cual rogara sólo por sí mismo. No decimos: «Padre mío, que estás en los cielos», ni: «El pan mío dámelo hoy», ni pedimos el perdón de las ofensas sólo para cada uno de nosotros, ni pedimos para cada uno en particular que no caigamos en la tentación y que nos libre del mal. Nuestra oración es pública y común, y cuando oramos lo hacemos no por uno solo, sino por todo el pueblo, ya que todo el pueblo somos como uno solo.
El Dios de la paz y el Maestro de la concordia, que nos enseñó la unidad, quiso que orásemos cada uno por todos, del mismo modo que él incluyó a todos los hombres en su persona. Aquellos tres jóvenes encerrados en el horno de fuego observaron esta norma en su oración, pues oraron al unísono y en unidad de espíritu y de corazón; así lo atestigua la sagrada Escritura que, al enseñarnos cómo oraron ellos, nos los pone como ejemplo que debemos imitar en nuestra oración: Entonces - dice- los tres, al unísono, cantaban himnos y bendecían a Dios. Oraban los tres al unísono, y eso que Cristo aún no les había enseñado a orar.
Por eso, fue eficaz su oración, porque agradó al Señor aquella plegaria hecha en paz y sencillez de espíritu. Del mismo modo vemos que oraron también los apóstoles, junto con los discípulos, después de la ascensión del Señor. Todos ellos - dice la Escritura- se dedicaban a la oración en común, junto con algunas mujeres, entre ellas Maria, la madre de Jesús, y con sus hermanos. Se dedicaban a la oración en común, manifestando con esta asiduidad y concordia de su oración que Dios, que hace habitar unánimes en la casa, sólo admite en la casa divina y eterna a los que oran unidos en un mismo espíritu.
¡Cuán importantes, cuántos y cuán grandes son, hermanos muy amados, los misterios que encierra la oración del Señor, tan breve en palabras y tan rica en eficacia espiritual! Ella, a manera de compendio, nos ofrece una enseñanza completa de todo lo que hemos de pedir en nuestras oraciones. Vosotros - dice el Señor- rezad así: «Padre nuestro, que estás en los cielos».
El hombre nuevo, nacido de nuevo y restituido a Dios por su gracia, dice en primer lugar: Padre, porque ya ha empezado a ser hijo. La Palabra vino a su casa - dice el Evangelio- y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Por esto, el que ha creído en su nombre y ha llegado a ser hijo de Dios debe comenzar por hacer profesión, lleno de gratitud, de su condición de hijo de Dios, llamando Padre suyo al Dios que está en los cielos.
R/. Contaré tu fama a mis hermanos, en medio de la asamblea te alabaré.
V/. Te daré gracias ante los pueblos, Señor; tocaré para ti ante las naciones.

viernes, 13 de junio de 2014

La palabra tiene fuerza cuando va acompañada de las obras

Lectura Patrística
La palabra tiene fuerza cuando va acompañada de las obras

San Antonio de Padua, presbítero
De los sermones (I,226)
El que está lleno del Espíritu Santo habla diversas lenguas. Estas diversas lenguas son los diversos testimonios que da de Cristo, como por ejemplo la humildad, la pobreza, la paciencia y la obediencia, que son las palabras con que hablamos cuando los demás pueden verlas reflejadas en nuestra conducta. La palabra tiene fuerza cuando va acompañada de las obras. Cesen, por favor, las palabras y sean las obras quienes hablen. Estamos repletos de palabras, pero vacíos de obras, y, por esto, el Señor nos maldice como maldijo aquella higuera en la que no halló fruto, sino hojas tan sólo. «La norma del predicador -dice san Gregorio- es poner por obra lo que predica».
En vano se esfuerza en propagar la doctrina cristiana el que la contradice con sus obras.
Pero los apóstoles hablaban según el Espíritu les sugería. ¡Dichoso el que habla según le sugiere el Espíritu Santo y no según su propio sentir! Porque hay algunos que hablan movidos por su propio espíritu, roban las palabras de los demás y las proponen como suyas, atribuyéndoselas a sí mismos. De estos tales y de otros semejantes dice el Señor por boca de Jeremías: Aquí estoy yo contra los profetas que se roban mis palabras uno a otro. Aquí estoy yo contra los profetas -oráculo del Señor- que manejan la lengua para echar oráculos. Aquí estoy yo contra los profetas de sueños falsos -oráculo del Señor-, que los cuentan para extraviar a mi pueblo, con sus embustes y jactancias. Yo no los mandé ni los envié, por eso, son inútiles a mi pueblo -oráculo del Señor-.
Hablemos, pues, según nos sugiera el Espíritu Santo, pidiéndole con humildad y devoción que infunda en nosotros su gracia, para que completemos el significado quincuagenario del día de Pentecostés, mediante el perfeccionamiento de nuestros cinco sentidos y la observancia de los diez mandamientos, y para que nos llenemos de la ráfaga de viento de la contrición, de manera que, encendidos e iluminados por los sagrados esplendores, podamos llegar a la contemplación del Dios uno y trino.
R/. El justo germinará como una azucena y florecerá eternamente ante el Señor.
V/. Será alabado ante la muchedumbre de los elegidos.
R/. Y florecerá eternamente ante el Señor.

sábado, 31 de mayo de 2014

"15 Mientras conversaban y discutían, Jesús mismo se acercó y comenzó a caminar con ellos.Pero aunque lo veían, algo les impedía darse cuenta de quién era." Lc 24,13-35

Jesus aparece a los discipulos camino de Emaus. Sin embargo, ellos estaban tan inmersos en lo que les habia pasado, en el dolor, la desilusion, que no reconocian que El estaba caminando con ellos.
Muchas veces nos pasa lo mismo, tenemos una dificultad en nuestra vida, una desilusion, en fin, algo que se ha llevado nuestra alegria y quizas hasta las ganas de vivir. En estos momentos debemos recordar que asi como Jesus iba con los discipulos de Emaus tambien esta a nuestro lado en los momentos de tribulacion. Camina con nosotros, no es indiferente ni lejano como muchos piensan. El no nos va a resolver la situacion necesariamente, el por que a veces lo hace o no, es un misterio, una gracia que no tiene explicaciones humanas. 
No estamos solos en el dolor, El nos promete que estara con nosotros y lo cumple. Solo tenemos que compartir el pan, alimentarnos con su cuerpo y sangre, con su palabra que da vida y nos abre los ojos. Animo, recuerda que eres importante, especial y muy amado por Dios.
" Señor, no te puedo ver a mi lado, pero se que estas aqui viviendo conmigo todo lo que me pasa, bueno o malo. Hay momentos en que no puedo distinguirte y pienso que estas lejano, ayudame a reconocerte, a no perder la esperanza. Estas vivo y me amas, es todo lo que importa. Amen"
( Acentos omitidos)

viernes, 23 de mayo de 2014

"Jesús tomó de la mano al ciego y lo sacó fuera del pueblo. " Mc 8,22-26

Jesus tomo de la mano al ciego y lo aparto del pueblo, de la misma gente que lo llevo a El. Era necesario salir y alejarse para ver con claridad. No solo alejarse sino varios toques de Jesus, primero la mano, luego los ojos dos veces hasta que el hombre miro con atencion y pudo ver claramente.
Igual nosotros estamos ciegos de muchas cosas: conceptos, habitos,etc, que no nos permiten mirar bien la verdad de nuestra vida, la voluntad de Dios para ella. Necesitamos dejar que las situaciones nos lleven a Dios para ser sanados mediante la cantidad de toques que necesitemos. Ahora bien una vez curados no debemos exponernos a perder lo que hemos logrado, por eso Jesus dice que no entre al pueblo. 
¿De que pueblo tienes que alejarte para ver claramente tu vida? Si no quieres salir, recuerda que Jesus te lleva de la mano, no estas solo y nada puede ser mejor que ver la vida agarrado de Jesus.
"Señor, que pueda distanciarme cada dia y buscarte para ver con claridad, pues no presto atencion suficiente para hacerlo. Tocame una y otra vez hasta que pueda entender lo que me quieres decir en cada situacion de mi vida. Que tu voluntad se cumpla en mi. Amen"

martes, 13 de mayo de 2014

14va estacion: Jesus en el sepulcro

Los discipulos y las mujeres que seguian a Jesus vieron todos sus sueños rotos cuando lo enterraron.  ¿Quien iba a resucitar al que resucito a Lazaro? No habia nadie mas grande que El en Israel y habia muerto. Solo se podia llorar. Sin embargo, Dios tenia otros planes que sobrepasaron las expectativas de ellos. Jesus no se quedo en el sepulcro, resucito. Fue vida donde solo habia muerte, llanto y dolor. Nos dio esperanza y una que no se acaba.
Asi mismo puede que estes enfrentando una situacion donde humanamente no puedes hacer nada. Tranquilo, da gracias a Dios porque te esta dando la oportunidad de ver su mano poderosa obrando por ti. 
En el silencio de Dios cada minuto es dificil pero no te desanimes, espera y confia que al tercer dia la piedra se abrira y descubriras con alegria que la tumba esta vacia!
" Señor, cuando todo parezca perdido aumenta mi fe. Que no me desespere ante el dolor porque Tu tienes la ultima palabra en mi vida. Hay un amor muy grande que me sostiene, el tuyo, y no me dejara morir sino que vivire para contar las maravillas que has hecho en mi vida. Amen"
(Acentos omitidos)

domingo, 11 de mayo de 2014

8va estacion:"Las mujeres de Jerusalen"

Jesus ve a las mujeres llorando y les dice que mejor lloren por ellas y sus hijos. El pedia que lloraran por las cosas que hemos hecho para llevarlo al calvario. Si en el mundo no existiera el pecado, no habria necesidad de redencion. 
Lloremos por nuestra excesiva inconformidad con la vida, pensemos cuantas personas no cubren sus necesidades basicas o son victimas de la injusticia. Preguntemonos si podemos cambiar algo de eso, que papel jugamos en la cruz de esas personas.
Muchas veces la indiferencia es el peor de los pecados. Veia un video donde unas personas fueron elegidos para hacerse pasar por indigentes, los maquillaron y los pusieron en las calles por donde pasaban sus familiares. Ninguno de los transeuntes se dio cuenta de que la persona tirada en el piso, andrajosa era su hermana, su prima, etc. Luego le hicieron una entrevista preguntandole sobre el familiar "indigente" y todos hablaron de lo maravilloso que esa persona era para ellos y cuando les presentaron el video y se dieron cuenta de que le habian pasado por el lado a su familia y no se habian dado cuenta el shock fue grande. Ya no miramos a los pobres, pero son nuestros hermanos, personas maravillosas que quizas han ayudado a muchos en momentos dificiles. Que diferente fuera si la proxima vez que nos limpian el vidrio en la calle miraramos a nuestro primo favorito en ese muchacho o a nuestra tia en la señora que nos pide algo en un vaso en la esquina.
Lloremos por nosotros y por nuestros hijos, pero luchemos por un mundo mas justo, mas humano. 
"Señor, que mi dolor no se quede solo en las lagrimas sino que pueda actuar en coherencia con tus mandatos, amar a mis hermanos hasta el extremo como lo hiciste tu. Tener preferencia por los pobres, cambiar el miedo y la indiferencia por la misericordia. Amen"

sábado, 10 de mayo de 2014

6ta estacion: Veronica limpia el rostro de Jesus"

Jesus tenia el rostro cubierto de sangre, golpes, lagrimas tambien probablemente, no podia ver el camino con claridad y una mujer al mirar esa situacion le ayudo, no con la cruz, sino limpiandole el rostro. Este hecho, pareciera simple pero que este en la biblia nos dice lo contrario y nos da un buen punto de reflexion.
A veces yo ando con la vista nublada ante una situacion dificil para mi pero al exponer mi caso con alguna persona o con varias siento que me "limpian el rostro". Me dan una perspectiva nueva que me ayuda a no cometer errores por la forma en la que yo entendia que debia enfrentar esa situacion.
No siempre es facil dejarse aconsejar, pues requiere humildad y un oido atento, abierto a otras posibilidades aunque no se oigan tan bonitas como la que uno ve.
Demos gracias a Dios por nuestras "veronicas" y pidamos la sabiduria y humildad de dejarnos aconsejar cuando la situacion lo amerite.
"Señor, hay tanta gente a mi lado que me escucha y aconseja que solo puedo darte gracias por tomarte la molestia de poner angeles que guardan mi camino y me evitan caer muchas veces gracias a sus palabras de sabiduria. Te pido los bendigas y protejas. Dame siempre un oido atento para discernir tu voz entre la gente. Amen"

viernes, 9 de mayo de 2014

4ta estacion del viacrucis:"Jesus se encuentra con su madre."

Reflexionando en este encuentro puedo imaginar el dolor de la Virgen al ver a su hijo, a su unico hijo, caminar hacia una muerte segura. Desfigurado por los golpes, sin poder evitar su dolor, destrozada por dentro. La mirada que intercambia con su hijo le recuerda la espada que Simeon le dijo que le atravesaria el alma, no puede entender el por que del dolor. No viene el angel a explicarle esto. No hay una inspiracion divina que la haga profetizar. Esta destrozada, pero recuerda que Dios la ha librado en tantas ocasiones, que debe confiar porque los caminos del Dios de Israel son desconocidos pero El es fiel.
Como Maria, muchas veces sentimos el dolor de nuestros seres queridos en situaciones donde no podemos intervenir, el dolor nos traspasa pero por mas que querramos no tenemos la solucion en nuestras manos. Alli pidamos la fortaleza de Dios para esperar en sus promesas.

"Señor, te presento a mis familiares y amigos en situaciones dificiles que yo no puedo resolver. Permiteme ser un apoyo para ellos y no me dejes abatir por lo que no esta en mis manos. Dame la fortaleza, la confianza y la esperanza para vivir el dolor de mis hermanos manteniendo mi fe en ti. Amen"