Reflexionando en este encuentro puedo imaginar el dolor de la Virgen al ver a su hijo, a su unico hijo, caminar hacia una muerte segura. Desfigurado por los golpes, sin poder evitar su dolor, destrozada por dentro. La mirada que intercambia con su hijo le recuerda la espada que Simeon le dijo que le atravesaria el alma, no puede entender el por que del dolor. No viene el angel a explicarle esto. No hay una inspiracion divina que la haga profetizar. Esta destrozada, pero recuerda que Dios la ha librado en tantas ocasiones, que debe confiar porque los caminos del Dios de Israel son desconocidos pero El es fiel.
Como Maria, muchas veces sentimos el dolor de nuestros seres queridos en situaciones donde no podemos intervenir, el dolor nos traspasa pero por mas que querramos no tenemos la solucion en nuestras manos. Alli pidamos la fortaleza de Dios para esperar en sus promesas.
"Señor, te presento a mis familiares y amigos en situaciones dificiles que yo no puedo resolver. Permiteme ser un apoyo para ellos y no me dejes abatir por lo que no esta en mis manos. Dame la fortaleza, la confianza y la esperanza para vivir el dolor de mis hermanos manteniendo mi fe en ti. Amen"
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