Para ser amigo de Jesús, no basta decir que crees en El. Hay que cumplir su palabra, no sólo en apariencia sino que debe salir desde nuestro corazón hacia afuera. El mandamiento de Jesús es simple, amarnos los unos a los otros. Esto quiere decir que en vez de criticarnos, enfocarnos en lo malo que el otro hace, debemos perdonarles sus ofensas contra nosotros, debemos devolverle bien por mal, debemos ser capaces de dar la vida por cada persona que digamos amar. Este amor sólo puede ser manifestado por nosotros cuando entramos en una plena comunión con Dios.
Nuestro amor humano es limitado, egoísta, queremos que el otro piense como nosotros o de lo contrario, lo consideramos necio o tonto. En las escuelas nos educan en el conocimiento de las cosas, en el hogar deberían educarnos en el amor, aprender a amar debería ser la materia más importante de nuestra vida porque nuestra vida realmente depende de ello.
Decimos ser cristianos pero no nos cansamos de hablar mal de las personas que nos rodean, de extender rumores sin confirmar, de desear mal a quien nos hace daño. ¿Crees que Jesús aprobaría tu conducta cuando murmuras, chismeas, buscas hacer daño a otro o simplemente ignoras a quien te necesita? ¿Cuántas veces le has dicho te quiero hoy a las personas que amas? ¿Con palabras y con hechos les demuestras tu amor cada día?
Oremos para que el Espíritu Santo produzca en nosotros frutos de amor capaces de transformar nuestro egoísmo en un sacrificio de alabanza a nuestro Dios. Seamos sus amigos, hagamos lo que El nos dice y de corazón, no de labios ni de oídos.
"Señor, me doy cuenta de que todavía no amo como debo, ayúdame a mirarte a ti en cada persona que esté a mi alrededor, enséñame a amarte a ti a través de mi pareja, mis hijos, mi familia, amigos , relacionados y hasta mis enemigos, porque eso es lo que tú quieres de mi. Amen"
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