Los apóstoles se alegraron de haber recibido azotes por predicar en el Nombre de Jesús, Jesús a su vez cuando vio que lo querían proclamar rey se alejó a la montaña. ¿Qué nos dice esto? A mi me dice que el reconocimiento que debemos buscar es el de Dios y no el del mundo.
Nuestra prioridad debe ser darle gloria al Padre en todo lo que hagamos y lamentablemente en esta vida, eso significa ganarnos el desprecio de muchos. Tendremos que ser despreciados, azotados física o emocionalmente por defender el evangelio. La actitud debe ser soportar esto con alegría, al igual que los apóstoles porque nuestra recompensa está en el cielo. Tampoco debemos dejar que se nos suba a la cabeza lo bueno que podamos hacer en Nombre de Jesús porque es El quien obra a través de nosotros, somos simples instrumentos de su amor, no hay nada por lo que podamos gloriarnos, hasta el querer hacer buenas cosas es por su inspiración.
En conclusión, un buen cristiano no se deja dominar por la vanidad ni el ego, sino que cultiva la humildad en su interior, pues siendo libre se hace esclavo de la voluntad divina, ese es su único orgullo.
"Amado Dios, dame el don de la humildad para poder servirte con amor sobretodo cuando hacerlo implica sufrimiento, escasez, enemistades e incluso renunciar a algún tipo de beneficio si me puede apartar de ti. Amen"
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