"Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. "Jn 6,44-51
Este es una definición perfecta de la Eucaristía, dicho una vez más por boca del mismo Jesús.
¿Por qué entonces tenemos tantas dudas sobre este misterio? ¿Por qué hay religiones cristianas que no lo aceptan?
Siempre me ha sorprendido el hecho de que nuestros hermanos separados aún teniendo una base bíblica tan fuerte hayan dejado de lado esta expresión literal de Jesús entendiendo que es una metáfora pero acogen literalmente pasajes del Antiguo Testamento sobre el diezmo y otras costumbres.
Jesús mismo nos invita a comer de su cuerpo, pero para poder acercarnos a su mesa, debemos estar preparados, debemos estar libres de pecado mortal, estar en su gracia. No despreciemos esta invitación; si nuestro mejor amigo en esta vida nos dice que vayamos a su casa a comer de un gran banquete, hacemos nuestro mejor esfuerzo en ir, entonces, ¿Por qué cuando nuestro Señor y salvador nos invita a su banquete no hacemos lo mismo? Si decimos que es el rey de reyes y señor de señores, demostrémoslo con nuestro ejemplo.
Gusta de la misa, pide a Jesús que te alimente tanto física como espiritualmente, de forma que puedas amarla como un regalo más de nuestro Señor que quiso quedarse con nosotros en un pedazo de pan. ¿Habrá acaso mayor muestra de humildad y de amor por nosotros?
“Jesús mío, perdón por las veces que dudé que tu cuerpo fuera verdaderamente tu cuerpo, por no meditar en tus palabras cuando dices que eres el pan vivo, dame amor por la eucaristía, dame gozo en ella para obedecerte al comer de tu pan pues quiero tener vida eterna. Amén”
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