De modo que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero por voluntad de Dios. Gal 4,1-7
¿Por qué siendo herederos seguimos actuando como esclavos? Asumir la liberacion del amor del Padre es tan dolorosa porque es mas fácil decirlo que hacerlo, para ser verdaderamente libres, debemos ser verdaderamente pobres. ¿Qué quiere decir esto? No estar apegados a nada ni a nadie, ni siquiera a nosotros mismos. No puedo ser libre si me hago esclavo de los comentarios que hacen los demás respecto a mi persona, de sus opiniones y conjeturas sobre mi. ¿Qué saben ellos de las razones por las que soy como soy, de las reales intenciones de mi corazon? ¿Qué sé yo de las de ellos? Para ser verdaderamente libres debemos dejar de juzgar a los demás y no dejar que nos importe cuando nos juzguen.
Reconocer que estamos en las manos del Padre, amorosamente gravados en la palma de su mano, cuidados con todo el cariño que pueda existir.
Los problemas no nos pueden destruir sino que son transformados en oración al ofrecerlos a Dios con el corazon abierto y contrito. El sabrá qué hacer. Mientras tanto continuamos por la senda por la cual que entendemos El nos guía, observando atentos las señales de parar y de seguir, tal como los israelitas en el desierto.
No hay que preocuparse tanto de si tomamos la senda correcta o no, si somos dóciles a su palabra aunque nos desvíemos El sabrá retornarnos a donde nos perdimos. No temas pequeño rebaño, a vuestro Padre le pareció bien daros el Reino. No hay perdición para ustedes, El los guiará a las aguas de reposo, El les mostrará el camino que deben seguir.
A El sea dada la gloria por siempre y para siempre!!
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