El llamado de Jesús no es para demorarse, es ahora; los apostoles Pedro, Andrés, Santiago y Juan lo sintieron así. Habían pescado montones de peces ese día, pero no les importó dejar esa pequeña fortuna para seguir a Aquel que había permitido la bonanza. No sabían bien quién era ni de dónde venía o adónde iba, no les importó cómo vestía ni saber quién era su padre, sólo escucharon su voz y entendieron que seguirla era más importante que cualquier otra cosa. Esa es la riqueza espiritual más grande que puede tener ser humano alguno, seguir el primer mandamiento: Amarás a tu Dios sobre todas las cosas, con toda tu mente y todo tu corazon. No sé cuáles son tus peces ni tus redes pero sé que Jesús también te dice a ti: "Ven conmigo y te hará pescador de hombres."
"Querido Jesús, me cuesta mucho dejar mis redes porque me siento segura en ellas, ayúdame a dejarlas atrás como lo hicieron los apostoles y a confiar en que contigo no las necesito porque nadie que haya puesto su esperanza en ti ha quedado defraudado. Amen"
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