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sábado, 15 de diciembre de 2012

"Pero os digo que Elías ya ha venido, y no lo reconocieron, sino que lo trataron a su antojo." Lc 17,10-1

Esta cita la utilizan los que creen en la reencarnación para decir que Juan era Elías reencarnado, recuerdo que yo misma me confundí por un tiempo en que estuve leyendo a Brian Weiss. Luego del tiempo encontré un libro que explicaba la farsa de la Nueva Era que quiere darnos un "evangelio del amor" basado en nuestro propio yo donde las consecuencias de nuestros malos actos tendrán infinitas oportunidades en otras vidas.
La fea verdad es que no tendremos otra oportunidad de perfeccionarnos más que la vida que estamos viviendo. Pablo nos dice que una sola vez muere el hombre y tiene su juicio después, es decir, no hay otro chance o reconocemos que Jesús es el mesías hoy y cambiamos nuestra conducta o enfrentaremos las consecuencias de nuestra tibieza.
Juan el Bautista tenía el espíritu de Elías porque el Espíritu Santo es uno  y le fue dado en abundancia para cumplir la misión que tenía, preparar al pueblo para la llegada de Jesús. Aún así no lo escucharon y terminó como todos los profetas antes que él, Jesús corrió el mismo destino porque era más fácil matarle que creerle. 
El orgullo muchas veces nos ciega y no permite que veamos en la sencillez de las personas la grandeza del  mensaje que Dios ha puesto en sus corazones, cuántos Elías no habrán pasado por nuestra vida aconsejándonos y nosotros le hemos desechado porque sus palabras era demasiado duras porque su forma era muy violenta y nos pusimos a la defensiva. 
Dejemos que el mensaje de Dios llegue a nuestros corazones, aceptemos la crítica y el consejo para que seamos sabios y pidamos la fortaleza para reconocer nuestras fallas y cambiar de conducta.

"Perdoname, Señor, por las veces que me han dicho la verdad con palabras de fuego y no he querido aceptarla sino que lejos de meditar si quien habla tiene razón o no me he puesto a criticar su forma de hablar o de actuar. Ayúdame a reconocer tu mensaje independientemente de quien lo diga ni de la forma en que lo diga, pues aunque duela sé que hay mucho que cambiar en mí. Te doy gracias por los Elías de mi vida, ayúdame a ser yo también Elías para los demás para que juntos lleguemos a ser fieles discípulos tuyos. Amen"

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