La ira y el orgullo son sentimientos mortales en el hombre, por el capricho de un rey murió un hombre cuyo único pecado fue defender la herencia de sus padres. Hoy día sucede lo mismo, personas que son asediadas por otras sin escrúpulos pierden sus propiedades o la vida. El Señor nos llama a no apegarnos a nada aunque nos corresponda por "derecho", la vida es más importante que la tierra o cualquier posesión que tengamos. ¿ Será posible que hagamos caso de las palabras de Jesús cuando nos invita a no hacer resistencia ante nada? Muchas veces se gana más cuando se pierde. Permítenos, Señor, discernir cuándo resistir y cuándo ceder...
La respuesta me la acaba de dar el evangelio de Mt 5,38-42, NUNCA RESISTAS!!
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