Dios se interesa por nosotros de una manera tan especial que nos envió a su único Hijo y luego su Espíritu Santo para que podamos sobrellevar las cargas que pesan sobre nosotros. Ser cristiano requiere de mucha humildad para reconocer que no tenemos nada por qué gloriarnos ya que todo lo bueno que tenemos y hacemos viene del Padre. Aceptar los momentos difíciles llenos de confianza requiere un gran abandono en los brazos de Dios. Pero los que confían en El, tendrán siempre nuevas fuerzas, el punto está en aprender a descargar en El.
Recordemos que Dios tiene el control de nuestras vidas y que nos cuida de forma especial. Si todos los días hacemos balance de nuestras bendiciones, nos será más fácil llevar los sufrimientos porque siempre hay más razones por las que agradecer que por las que lamentarse. Si no lo crees, tus ojos están cerrados a las maravillas que El hace en tu vida todos los días.
"Señor, cuando te llamo tú me das las fuerzas que necesito, aunque me rodeen las tribulaciones tú me sacas a salvo de todas ellas. Que mi alma siempre tenga la certeza de que estás conmigo, Señor y que pueda descansar y esperar en ti. Amen"
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