El mandato que Jesús nos da a todos es el de proclamar el evangelio a todas las naciones. ¿Quién podría ocultar una noticia maravillosa a las personas que conoce y contarla en la mínima oportunidad a quienes encuentra en el camino? Casi nadie puede evitar la tentación; sin embargo, muchos cristianos dejamos pasar oportunidades para evangelizar,tan a menudo, que parece que olvidamos que es nuestra misión en esta vida. ¿Habrá noticia más importante y maravillosa que saber que por amor Dios nos envió a su Hijo único para morir y con su resurrección darnos parte en la eternidad rompiendo las cadenas de la muerte para siempre? No la hay, así que seamos eco con palabras y hechos de que El vive en nosotros, que no podamos guardarnos el secreto aunque nos prohíban contarlo.
"Señor, quiero ser misionero de tu palabra y ayudar a que seas conocido por todo el mundo, abre mis labios para que mi boca proclame tu alabanza, limpia mi corazón para que mi vida sea el mejor testimonio de que estás vivo y que no pueda dejar de contar lo que he visto y oído porque esa es tu voluntad. Amen"
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