Cuando las cosas van mal por tiempo prolongado, es probable que los brazos se nos comiencen a caer, el ánimo a desmoronarse y nuestra fe a debilitarse. Sin embargo, es cuando más debemos aferrarnos al Señor, porque es cuando la batalla espiritual está en apogeo y si desmayamos, perderemos las bendiciones que Jesús ganó para nosotros. En tiempos difíciles, debemos examinar nuestra conducta para verificar si está conforme a la voluntad de Dios, en este momento de prueba, ¿ Me revelo, me deprimo o acepto con humildad y esperanza lo que mi Padre ha permitido que yo viva? El enemigo quiere debilitar nuestra confianza en Dios, poniendo en nuestra mente pensamientos como que mis oraciones no son escuchadas, Dios se ha olvidado de mi, etc..NO LE CREAS!!! Ya la victoria es tuya desde que Cristo murió por ti en la cruz, de ti depende reclamarla y proclamarla para la gloria de Dios; no le dejes tus bendiciones al diablo, con la autoridad que te dió Jesús echalo fuera de tu vida y de tus proyectos, deja sólo espacio para el Señor en tus pensamientos y acciones y verás que las cosas comienzan a cambiar, que la paz more en tu corazon, porque un corazón ansioso no tiene a Dios dentro, sólo en El se encuentra la paz.
"Señor, perdoname por darle poder al enemigo con mi falta de fe, mi desaliento, mi pereza para tus cosas...gracias por darme nuevamente conciencia de pecado y la oportunidad de acercarme a ti, pues Tú guadras en perfecta paz a áquel cuyo pensamiento en ti perservera, por eso estoy aquí para hacer tu voluntad. Amen"
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