En vez de preocuparnos por el fin del mundo y los finales apocalípticos que predicen los mayas, Nostradamus y cualquiera por ahí; lo que nos llama a hacer Dios es a prepararnos para que cuando llegue el momento de irnos a su encuentro, podamos irnos con El. Es asombrosa la energía que gastamos en pensar muchas cosas que en nada nos ayudan. En vez de preocuparnos por lo que puede pasar, trabajemos y pongamos nuestro esfuerzo en cuidar lo bueno que tenemos y eliminar las malas actitudes y pensamientos.
Con la oración constante y la perseverancia en morir a nosotros para cumplir la voluntad de Dios, lograremos nuestro propósito que es ser santos al igual que nuestro Padre es Santo.Esta debe ser nuestra meta de cada día.
"Señor, ayúdame a crecer en tu gracia y tu amor en vez de perder el tiempo en cosas irrelevantes. Sé tú mi guía y fuerza en todo momento, porque cuando soy débil tú eres fuerte en mí. Amen"
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