El milagro de la multiplicación de los peces y panes me recuerda que la abundancia es un estado mental. Hay pobres a los que nunca le falta nada y ricos que nunca tienen suficiente. Jesús nos muestra que cuando confiamos en El tendremos todo lo que necesitamos. No hay excusas para no ayudar a los demás, siempre habrá algo que podamos dar aunque sea una sonrisa o una palabra de aliento.
Creamos en este milagro desde el corazón, dejemos de pensar en lo que nos falta y demos gracia por lo que tenemos, pues Dios tiene cuidado de nosotros y nos dará lo que verdaderamente nos conviene y necesitamos. Si lo hizo en la montaña lo puede hacer hoy también.
"Gracias, Señor, por cubrir todas mis necesidades, recuérdame el milagro de la multiplicación cada vez que alguien me pida ayuda. Cambia mi mentalidad de escasez en una de abundancia para la gloria de tu Nombre. Amen"
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