¿Quién tuviera la oportunidad de vengarse de sus enemigos y no lo hace? Alguien que ha sido liberado por Cristo, que conoce la voluntad del Señor. David sabía respetar las decisiones del Padre que había ungido al rey Saúl, sabía que aún con toda su razón, no era correcto matarle aunque todos los que estaban a su alrededor lo justificaban. Prefirió jugarse la vida una vez más y buscar la reconciliación con Saúl.
Cuántos de nosotros nos dejamos llevar por el orgullo ante personas que nos han herido y no les damos la oportunidad de cambiar, de hacer la voluntad de Dios que quiere que amemos a todos sin excepción y que perdonemos tantas veces sea necesario. No hay necesidad de guardar rencor ya que cuando estamos con el Padre, El toma la venganza en sus manos, El permite que cada cosa caiga en su sitio, sólo nos pide que bendigamos a los que nos maldicen y oremos por quienes nos persiguen. ¿Fácil? Nunca lo será, pero no es imposible para quienes en verdad quieren crecer en la fe.
"Amado, Señor, permite que pueda al igual que David saber perdonar y cumplir tu voluntad cuando me cueste, aún cuando lo lógico sea eliminar a mi enemigo; recuerdame que eres tú quien tiene mi causa en tus manos y tú sabrás cómo resarcirme. Líbrame de cualquier deseo de venganza que pueda haber en mi corazón. Amen"
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