A veces pensamos que, por el hecho de seguir al Señor y serle fieles, nuestra felicidad en esta tierra debe estar asegurada y si no estamos libres de problemas, Dios no nos está atendiendo como es debido o no somos honestos en nuestra relación con El. El pensar así indica que nuestra fe es inmadura pues el camino del cristiano está plagado de obstáculos, a fin de crear en nosotros el carácter de Cristo. Seguirle en la abundancia, en la salud y en la armonía con todos es sumamente fácil, sin embargo, en estas circunstancias es muy probable que nos enfriemos y desviemos nuestro camino.
Dios en su infinita misericordia, permite las dificultades para que podamos purificar nuestro corazón y parecernos más cada día a El. Si estás pasando por una etapa difícil, dale gracias a Dios que quiere fortalecer tu fe a través de la prueba, aprovecha este tiempo para acercarte más a El. Ya vendrá el tiempo de dar gracias cuando pase la tormenta.
"Señor, recuérdame que nada en esta vida es eterno, es preferible pasar unos cuantos años de dificultad contigo que toda una eternidad sin ti. Que pueda permanecer fiel aún en los momentos donde pareciera que me has abandonado. Ayúdame a madurar en la fe hasta ser como Cristo. Amen"
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