Para el mismo Jesús la obediencia resultó un desafío en la última noche de su vida. Sufrir una muerte de cruz no es algo atractivo para nadie y el Hijo de Dios es también verdadero hombre. En su humanidad, tuvo que morir a sí mismo para poder cumplir la voluntad de su Padre. No fue fácil para El, al extremo de sudar sangre pero ganó su amor a su miedo.
Esto es lo que debemos imitar cuando lo que deseamos nos es más atractivo que lo que Dios nos pide. Ante la encrucijada de la auto conservación versus la obediencia, pensemos que si Dios nos creó y nos ama tanto el permitir en nuestra vida algo que es doloroso o incluso la muerte es para un propósito mayor que nosotros. Si Jesús no se entrega no tendríamos la esperanza de la salvación. Asimismo, seamos capaces de obedecer a Dios y no a los hombres.
"Señor, ayúdame a aceptar tu voluntad en todo momento, pero sobretodo cuando lo que me pasa es tan terrible que siento que las fuerzas me fallan, cuando parezca que el camino contrario es lo lógico no permitas que mis pasos se desvíen de donde tu quieres que yo pase. Que pueda cargar mi cruz porque sé que luego de este trago amargo viene la recompensa esperada a los que obedecen. Amen"
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