El individualismo no existe en la vida de Jesús, sólo se apartaba para orar, pero aún allí no está solo sino con el Padre. De la misma manera nos invita a vivir de la experiencia comunitaria, la cual puede ser de esposos, familia o hermanos en la fe. Por qué? Porque la soledad debilita, da cabida a confusiones y desvaríos, pero cuando tenemos alguien que comparte nuestra fe a nuestro lado, es muy difícil caer en malas interpretaciones y malas prácticas. Uno actúa, el otro intercede; uno se cae, el otro lo levanta, las penas se dividen pero las alegrías se multiplican. !Qué sabio es el Señor!!
El matrimonio es la primera comunidad de una familia, el poder de los esposos es inmensurable, porque si están a los pies de Jesús, no hay nada que no puedan conseguir para la gloria de Dios. Su unidad, su amor y su sacrificio diario por el otro son el mejor testimonio de que Jesús vive en ellos. Una sola carne son y son indivisibles porque así El lo quiso, lástima que nuestro egoísmo provoque todo lo contrario y muchas veces echamos a perder las bendiciones que Dios tiene para nosotros como pareja.
Que Jesús ayude a renacer el amor en los matrimonios, a fortalecer los lazos entre marido y mujer, de forma que cada familia sea un vivo ejemplo del amor de Dios. Si tenemos matrimonios fuertes, tendremos familias fuertes y cambiaremos la sociedad convirtiéndola en "Adoradores en Espíritu y verdad."
"Señor, queremos ser un pueblo consagrado a ti, pero primero que nada debemos ser individuos que vivamos para ti para poder vivir en comunión con nuestro prójimo más importante, nuestra pareja. Infunde en nosotros ese amor ágape que es incondicional para que amemos a pesar de, como tú nos amas a nosotros, como tú nos mandas a amar. Permite que seamos uno en dos cuerpos.Amen"
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