Los que creen en sí mismos logran muchas cosas en su vida, pero no necesariamente las que les traerán felicidad y paz; los que creen en algo también, hasta que ese algo desaparezca; hay quienes creen en una persona pero al ser un ser humano, se desmoronan cuando este falla.
Los que creemos en el Dios vivo, el de Abraham, Isaac y Jacob, creemos en la palabra hecha carne, en Jesús y en El no hay errores, lo que dijo se cumplirá así no lo veamos en esta vida.
La fe se fortalece en nosotros al desarrollar una relación con este hombre que al mismo tiempo es Dios, al acercarnos a escucharle a través de su palabra, nos damos cuenta de que nadie nos ama como El que dio su vida por nosotros. Cuando aceptamos ese regalo, entonces podemos esperar en sus promesas, aunque no veamos señas de que se vayan a cumplir.
Para poder esperar con certeza y asegurar lo que no vemos, debemos profundizar en ese amor que Dios nos tiene, meditando la palabra de Dios, dejándonos envolver en los brazos de Jesús y así podremos tener esa fe a toda prueba.
Somos amados, entonces podemos esperar con confianza en que el Padre nos proveerá todo lo que necesitamos, que ningún mal nos arrebatará nuestra paz y que en todo saldremos vencedores por medio de Aquel que nos amó.
"Señor, hoy quiero comenzar a desarrollar una fe más profunda, mediante el conocimiento de tu palabra, de una oración de calidad; tengo sed de ti Señor, no te hagas esperar, dejame sentir tu presencia en lo más íntimo de mi corazón. Amen"
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