Cuánta dureza de corazón hay en estos que aunque vieron una liberación de un demonio por parte de Jesús, no creyeron en El sino más bien lo consideran un servidor del demonio, eso mismo dicen de nosotros cuando damos algún testimonio de alguna curación o favor recibido por intercesión de la Virgen o de un santo. No pueden creer en lo bueno que Dios nos da porque no encaja con su percepción de cómo debe ser o tal vez porque saben que si hay bondad en este hecho deberían creer en la doctrina que se predica por quien ha sido favorecido con el milagro.
Jesús criticaba a los judíos por su hipocresía y eso era intolerable para ellos, era más fácil desautorizarlo diciendo que hacía tales cosas con el poder de Belzebú o pedirle una señal del cielo que abrir su corazón y creer porque entonces deberían cambiar su conducta y hacer lo que Jesús pedía.
Para estar con Jesús hay que escuchar su palabra y ponerla en práctica, no hay puntos medios, no hay tonos grises, debemos hacer un esfuerzo consciente y constante por la santidad. Tener los ojos abiertos y reconocerlo en todos nuestros caminos, así nos daremos cuenta de que el Reino de Dios ha llegado a nosotros y debemos estar de parte de Aquel que nos amó hasta el extremo.
"Jesús, no quiero ser ciega sorda ni muda a tus preceptos, abre mi corazón a tu Espíritu Santo para que pueda ver dónde estás tú y no dejarme engañar por lo que más me convenga creer, quiero estar contigo siempre, no quiero desparramar mi tiempo y energías en creencias que no me acercan a ti. Quita de mi toda duda de tu obra maravillosa en este mundo. Amen"