Las lecturas de hoy nos recuerdan cómo pecamos, y nos dan al mismo tiempo la solución: Pecamos porque no tenemos dominio propio, Eva se dejó llevar por lo apetitoso, atrayente y deseable que era el fruto del árbol, dejando a un lado la única petición que le había hecho su Creador y sin analizar las consecuencias que esto le traería. A todos nos pasa lo mismo en una mayor o menor proporción, dependiendo del pecado que vayamos a cometer. ¿Cómo vencer ese deseo que sabemos va en contra de Dios? Comprometiéndonos a adorar a Dios y sólo a El, eso significa pedir la ayuda del Espíritu Santo cada segundo si es necesario para evitar cualquier ocasión de pecado.
Debemos cultivar la oración personal para que podamos discernir la voluntad de Dios en nuestro diario vivir, a mayor oración menos pecados porque hay mayor comunión con Dios. Si adoras a Dios en espíritu y en verdad te irás transformando en Jesús poco a poco, si ves que no vas cambiando de actitud entonces deberás revisar la calidad de tus tiempos de oración y adoración porque los frutos deben ser los del Espíritu Santo.
Mi mayor problema con el dominio propio últimamente es la comida, tengo unas libras de más así que me puse a dieta pero ha llegado un punto en el que no he podido dejar de romperla, al final la que pierde soy yo, por lo que hoy me comprometo a no dejarme dominar por nada que no sea el Espíritu Santo. Y tú de qué tienes que liberarte hoy?
"Amado Padre, hoy me doy cuenta de que sigo cediendo ante la tentación, quiero hacer el firme propósito de adorarte a ti y nada más por lo que me entrego a ti, para ser liberado de mis cadenas, de mis debilidades y adicciones, sólo tú puedes salvarme y sé que lo harás. Amen"
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