Creer en Dios y en sus promesas no es sencillo, pero todo aquel que asume el reto es bendecido. Las promesas del Señor están en la biblia y son para todos los que cumplen su voluntad. El en su infinita misericordia nos dejó su palabra para bendición de los que le buscan y maldición de los que andan en otros caminos.
Isabel llama a su prima María dichosa porque sabía que vendrían maravillas a partir de su fe para ella y para todos los hombres. El Espíritu la guió a bendecir a la madre de Jesús, lo que nos confirma una vez más la veneración y el respeto que le debemos a nuestra madre por el hecho de haber sido la elegida para traer al mundo al Mesías. A Dios le pareció bien premiarla por su fe. Que nosotros sigamos su ejemplo.
"Jesús, ayúdame a ser como tu madre que creyó sin entender, sirvió sin medida y fue fiel en todo momento a tu palabra, aún cuando parecía no haber esperanza se mantuvo en pie. Bendita sea ella entre todas las mujeres y bendito seas tú, fruto de su vientre. Amen"
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