Es fácil juzgar al otro cuando no dice lo que queremos oír, nos cuesta aceptar verdades que duelen pues el ser humano está a la defensiva. Sin embargo, cuando ponemos nuestro ego aparte y examinamos nuestra conducta podemos descubrir la verdad de sus palabras. Aquellos quienes lograron hacer eso en el tiempo de Jesús, descubrieron el amor de Dios hecho persona, los que no, decían que tenía el poder de Belsebú, que era un borracho, etc y se perdieron de ser testigos de la más grande historia de amor jamás contada.
En nuestra vida diaria nos pasa igual, debemos aprender a ver el testimonio de vida de las personas para reconocer su autenticidad comparada con el evangelio de Cristo, de nada nos sirve hablar de El si nuestra vida no lo representa, si no aprendemos a reconocer nuestros errores ni cambiamos de actitud.
Que tu mejor testimonio del Señor sean tus actos, no tus palabras, pues son los hechos los que dan razón a la sabiduría de Dios.
"Jesús, quiero darte a conocer a los demás, pero a veces no soy íntegro y lo que digo no se corresponde con lo que hago. Dame tu luz para ver dónde no estoy actuando como tú lo harías, dame tu fortaleza para enderezar mi camino y ser testimonio verdadero de tu evangelio dondequiera que vaya. Amen"
No hay comentarios:
Publicar un comentario