Dios está atento a nuestras necesidades, aún las que nosotros mismos no sabemos que necesitamos. Tener fe en que nuestras oraciones son escuchadas siempre, es la clave para seguir orando sin desfallecer. No se necesitan muchas palabras, Jesús nos dejó el modelo perfecto para orar: el Padrenuestro. En esas palabras que salen de la boca del propio Dios hecho hombre, está todo lo que necesitamos decirle al Padre. No nos cansemos de repetir esas palabras con devoción y fe. Permitamos que nos den el pan de cada día, que recibamos la gracia de perdonar a los que nos ofenden, que el reino de Dios entre en nuestra vida y nos aleje de las obras de las tinieblas, seamos lo suficientemente humildes para aceptar su voluntad siempre.
"Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo, danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden, no nos dejes caer en tentación y líbranos del mal. Amen"
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