¿Qué habrá sentido Mateo en esa mirada de Jesús que dejó todo lo que estaba haciendo para seguirle? No hubo excusas, ni preguntas, simplemente hizo lo que Jesús le pidió por ilógico que pareciese. Si había algún compañero suyo que viera esto habría pensado que se volvió loco, pues dejó su puesto de cobrar impuestos el cual le daba ciertos privilegios, para seguir a un hombre que no le ofrecía más que inseguridad. ¡Qué locura! ¡Qué irresponsabilidad!
Sin embargo, para Mateo lo único que importaba era ese llamado (Sígueme) y lo cumplió hasta las últimas consecuencias, aunque muchas veces no entendiera al maestro; ni por qué hacía lo que hacía o decía lo que decía, aunque le falló como los demás cuando lo crucificaron, supo volver y reunirse con los demás apóstoles para recibir el Espíritu Santo. Fue allí donde seguir a Jesús cobró total sentido para él y aunque muchos lo llamarían loco, inadaptado, etc nunca miró atrás porque sabía que su decisión había sido la correcta.
Yo también me siento como Mateo, siento que Jesús me habla a través de su palabra y las distintas situaciones de mi vida, he tomado decisiones por seguirlo que me han ganado la crítica de mis hermanos de comunidad, de mis compañeros de trabajo, familiares y amigos, pero mientras siga escuchando esa voz que dice "Sígueme", yo iré, aún con temor pero agarrada de su mano, aunque no siempre entienda sus designios para mi, yo creeré y cumpliré lo que me indique mi corazón que es su voluntad.
"Vaya donde vaya, haga lo que haga, Señor, que sea por y para ti, lo demás habrá valido la pena si te hago sonreír ". Amen
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