Podemos cumplir todo lo que nos propongamos, tener fama y fortuna pero si esto nos aleja del plan de Dios para con nosotros, no tenemos nada. Ayer veía una película sobre la vida de San Santiago Hurtado, un joven ejemplar y brillante. Este muchacho desde niño jugaba a ser sacerdote pero tuvo que pasar por un proceso de discernimiento que le tomó mucho tiempo.
El vivía cómodamente y nada le faltaba a su familia, estudiaba derecho y le iba muy bien. Sin embargo, su madre le enseñó el temor de Dios y era muy piadoso. Su deseo de ser sacerdote lo llevó a sumergirse en oración profunda donde sacó todas las raíces de vicios de personalidad y pudo ir sanando toda su vida de modo que ya no era él quien vivía en su carne sino Cristo.
Un testimonio de vida hermoso que todos debemos imitar porque muchas veces nos enfocamos tanto en vivir la vida que este mundo nos propone que nos olvidamos de preguntarle a Dios si eso es lo que quiere para nosotros. Tengamos por seguro que mientras nos alejemos del propósito que El tiene para nosotros no seremos felices ni llegaremos a la plenitud de nuestro ser. Desperdiciaríamos nuestra vida.
"Señor, ayúdame a profundizar en la oración de forma que pueda sanar los aspectos de mi vida que me hacen actuar como si no te conociera, dame la fortaleza de perseverar en tu camino y la humildad de reconocer mis pecados. Que mi vida sea un canto de alabanza a tu Nombre. Amen"
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