Muchos cristianos no entendemos el dolor. Pensamos que si somos fieles a la voluntad de Dios todo irá de maravillas en nuestra vida. Tendremos en abundancia, no nos enfermaremos y todos nos amarán. Si bien, eso puede pasar, la mayoría de veces no es así. Dios aflige a los que ama y mediante la aflicción va formando nuestro carácter y transformándonos en verdaderos hijos suyos.
Ayer estaba en la casa de la Anunciación y una hermana daba su testimonio de cómo el Señor había utilizado un tumor cerebral para glorificarse en su vida. Ella daba gracias por su enfermedad porque entendía que su dolor era una forma de acercarse más a Jesús, de compartir el sufrimiento de su pasión. El Señor la ha mantenido sana luego de una operación y algunos aneurismas, pero aún si se la llevara el gozo y la paz que ella refleja es una muestra de cómo El la ha sostenido y actuado en su vida.
Si hoy estás pasando por enfermedad o dificultad dale gracias a Dios por lo bueno que El sacará de esta situación.
"Señor, gracias por las contrariedades que llegan a mi vida porque sé que me permiten analizar mi corazón y sacar a la luz las actitudes que no te agradan, gracias porque utilizas el dolor para forjar tu carácter en mí. Sé que me amas y por eso quieres que me parezca más a ti. Amen"
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