La convivencia de las parejas es complicada ya que hay dos personas completamente diferentes viviendo bajo un mismo techo. Hay tantas mareas adversas que amenazan con destruir la unión conyugal que pareciera que el matrimonio feliz es una utopía.
Jesús nos habla de la indisolubilidad del matrimonio y nos plantea que sólo pueden con esto aquellos que han recibido el don, es decir, la vocación al matrimonio. El nos recuerda que no todos nacimos para casarnos. Entonces la primera cuestión que debe plantarse alguien soltero es si realmente está llamado a vivir una vida de familia. Si así lo siente, debe entonces buscar a la persona que Dios ha elegido para él, no es sencillo, pero es muy importante el discernimiento al respecto pues el amor es una gracia que él nos da.
Ya una vez dentro del matrimonio, debemos preocuparnos por la felicidad del cónyuge. Debemos deshacernos de nuestro egoísmo y morir a nosotros en muchas situaciones para que las cosas funcionen. Nada hay más lejos de los cuentos de hadas y las novelas.Muchas parejas se separan por la idea infantil de que no tendrían que tener problemas pues el amor debía ser suficiente, basando su relación en sentimientos y no en decisiones que aunque sean difíciles de tomar, ayuden al bienestar de la pareja.
"Señor, te pido por todos los matrimonios que pasan por momentos difíciles para que los ayudes a encontrarte en medio de ellos de modo que superen sus diferencias y puedan darte gloria a través de su relación. También te pido por los que están dentro de tu gracia para que los mantengas firmes en ti y por aquellas personas que están solteras llamadas al matrimonio para que tú les guíes a la persona que has elegido para ellos. Amen"
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