Dios nos ama a todos por igual pero nos hizo únicos e irrepetibles. En consecuencia, nos exigirá a todos según las capacidades que nos dio. A unos les dio el don de la palabra, a otros el de la sanación, a otros sabiduría, de modo que todos tuvieran algo que presentar multiplicado cuando nos llame a su presencia.
El no nos pide que vayamos más allá de lo que nuestras fuerzas y capacidades nos permiten sino que con los medios que tenemos sirvamos a los demás.Sencillamente no hay excusa para no hacer lo que El nos manda porque nos dio a cada uno los recursos que necesitamos ,ya sean espirituales o materiales, y mientras más hayamos recibido mayor será nuestra responsabilidad con el prójimo.
Si crees que no vales nada, recuerda que Dios te hizo porque pensó que eras muy bueno. Si piensas que no tienes nada que dar, regala una sonrisa o un abrazo sincero, son cosas que no se compran con dinero.Lo importante es que dejes que el amor de Dios fluya en ti hacia los demás. El se encargará del resto.
"Jesús, gracias por darme los talentos que me diste por pocos que sean. Ayúdame a multiplicarlos en favor de los demás para que ellos puedan ver a través de mí tu rostro que los ama y los anima. Amen"
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