"El hombre compasivo presta a su prójimo, el que le echa una mano guarda el mandamiento. Presta a tu prójimo cuando lo necesita, y paga pronto lo que debes al prójimo; cumple la palabra y séle fiel, y en todo momento obtendrás lo que necesitas." Sirá 29, 1-16; 31, 1.4

Prestar está contraindicado en la lógica humana. No hay un curso de finanzas que no diga que quien presta pierde el dinero y el amigo. Sin embargo, Dios nos llama a no dejar que el riesgo que estemos tomando nos impida practicar la caridad con alguien necesitado. El nos promete que si lo hacemos tendremos lo que necesitamos.

Si somos nosotros los que tenemos que pedir prestado nos llama a ser responsables con nuestros pagos, a no pedir más de lo que podemos pagar.

A fin de cuentas, los cristianos debemos ser responsables con nuestras finanzas y no dejar pasando hambre al que lo necesita cuando en nuestra casa hay abundancia porque Dios nos ama a todos por igual y quiere que todos tengamos lo que necesitamos. Que quede claro que no nos dará lo que queremos pero sí lo que necesitamos.

"Amado Señor, gracias por tu cuidado porque nunca se ha acabado el aceite ni la harina de mi saco. Que pueda yo así mismo compartir lo que tengo con los demás, poco o mucho, material o espiritualmente simplemente porque quiero agradarte a ti. Amen"