De nada nos sirve decir que amamos a Dios si ignoramos las necesidades de nuestros hermanos. Revisemos como tratamos a nuestros familiares, amigos, a nuestros empleados y compañeros de trabajo si no tomamos en cuenta sus dificultades estamos en falta porque no somos misericordiosos como Jesús nos pide.
Juan dice que somos mentirosos cuando no amamos a nuestros hermanos y decimos que amamos a Dios. Es una gran verdad aunque nos cueste admitirlo. No sólo basta con decir que amamos al Padre que está en el cielo y no lo vemos sino que debemos amar a la creación que es obra de su amor. ¿Qué haces para amar en concreto lo que Dios ha creado? ¿Amas al mendigo? El pobre también es hijo de Dios.
"Señor, mi egoísmo sobrepasa muchas veces el amor que te tengo, quiero que abras mi corazón a las necesidades de los que están más cerca de mí y necesitan de mi ayuda económica, de mi apoyo emocional, y del soporte espiritual que le dan mis oraciones sinceras. Amen"
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