Jesús nos llama a cambiar de conducta. Seamos conscientes de dónde radica nuestro mal y saquémosle fuera de nuestro corazón con la ayuda de Cristo y su Espíritu Santo. Para ser sanados debemos saber cuál es nuestra enfermedad y luego tomar el tratamiento adecuado para eliminarla.
Dios es bueno y nos ama. Nos quiere ver libres de todo pecado e idolatría. Invitémosle a nuestro corazón y dejemos que El vaya a cada rinconcito limpiando toda la suciedad que hay en El. Luego vayamos a predicar su evangelio donde quiera que pisen nuestros pies. No seamos como los fariseos que su conducta es intachable por fuera pero por dentro están llenos de suciedad porque se han quedado en lo superficial.
Seamos auténticos al vivir nuestra fe.
"Señor, cuántas veces peco por no profundizar en mis acciones, ayúdame a ser íntegro en mi vida. Quiero que mi vida sea un sacrificio de alabanza agradable a ti. Que aunque me critiquen mi conciencia esté tranquila porque todo lo que hago, digo y pienso está conforme a tu voluntad. Amen"
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