Es muy fácil distraerse con la rutina de nuestra vida; trabajar, cuidar los niños, salir con nuestra pareja, hacer las tareas del hogar, reuniones familiares, etc. Si no incluimos a Jesús en nuestra rutina nos embotaremos y no sabremos hacer frente a lo que nos espera. Jesús nos exhorta a mantenernos despiertos, a velar en el celo de su casa, a examinarnos continuamente ante su luz para quitar de nosotros lo que nos separa de El.
Los cristianos enfrentamos diversos tipos de aflicciones y persecuciones pero cuando nos tomamos el tiempo diario de comunión con el Señor, nos es más fácil serle fieles porque conocemos a aquél en quien hemos confiado, sabemos que nuestra recompensa final no está en este mundo sino en la patria celestial.
"Señor, ayúdame a no distraerme de tus cosas por andar pendiente de las del mundo, que siempre pueda estar atento a tu voluntad y a su cumplimiento en mi vida, para que no importe ni el día ni la hora en la que vengas por mí, yo esté preparado. Amen"
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