Debemos tener bien claro una cosa, Dios es el creador de todas las cosas y El que mueve en nosotros el querer y el hacer. Cuando estamos conscientes de esta realidad no nos creemos mejores ni peores que otros porque no tenemos razón para enaltecernos ni para rebajarnos. Esta es la dignidad de ser hijos de Dios, lo que hacemos lo hacemos por amor a El, soportamos de todo por amor a El y con serenidad esperamos que su brazo se extienda y nos salve.
Debemos ser perfectos en el cumplimiento de su voluntad, sin importar que el que nos dirija sea un gran pecador, debemos seguir las normas que sabemos son correctas y le agradan.
El Señor nos llama a no obedecer más que a El, no colocar en ningún pedestal a ningún humano porque sólo perfecto es Dios, lo bueno que hacemos lo hacemos por su gracia por lo que no hay que gloriarse más que de nuestra debilidad que muestra la fuerza de Cristo.
Cuando actuamos así, el Señor nos ayuda, nos envía a Cristo para que responda por nosotros.
"Gracias, Señor, por tu bondad, porque te interesa más mi fidelidad que mis logros, siempre estás dispuesto a ayudar a aquellos que dejan todo lo que antes tenían para vivir más cerca de ti.Que tu luz me ilumine y me permita iluminar a otros con a verdad de tu palabra. Amen"
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