El Señor no usa la lógica humana de que si trabajas más tendrás mejor salario. De hecho, la recompensa es la misma para quienes buscan del reino de Dios y no debemos pretender juzgar a Dios por ello.
Muchas veces nos cuesta aceptar a un hermano cuya vida ha sido escandalosa y de un momento a otro anda por ahí predicando el reino, muchas veces recibe el desprecio de amigos, familiares y religiosos porque no comprenden la misericordia divina.
La alegría del Señor es que todos los hombres se salven a El no le importa si le conoces desde que naces o un minuto antes de morir, solo le interesa que te arrepientas y lo aceptes como su salvador. El orden de los factores no altera el producto. No importa quien trabajó más o menos, lo que vale es que todos heredaremos la vida eterna. Que nuestro corazón deje su egoísmo a un lado y se alegre con el dueño de la viña de que los hombres trabajen por el reino aunque sea una hora.
"Amado mío, perdóname por querer decirte como debes hacer las cosas o pretender más beneficios por seguirte primero que otros, ayúdame a sentir por esos hermanos que llegaron más tarde a trabajar en tu reino la misma alegría que sientes tú, que le pueda dar siempre cabida a esos hermanos que son marginados por su anterior estilo de vida, recuerdame que yo también he pecado y tú no me has rechazado nunca. Amén"
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