Cuando amamos, estamos declarando que Dios vive en nosotros, porque El es amor. El amor al que se refiere Pablo es el de Dios, un amor que no es interesado ni egoísta. Un amor que solo puede ofrecer aquel que ha conocido al Señor cara a cara.
Nos cuesta mucho entregar ese amor que recibimos de Dios porque nos enseña el mundo a no dar más de lo que recibimos, ni a perdonar el daño que nos han hecho. Pero Dios no nos quiere esclavos de nuestras pasiones ni del odio, nos quiere liberar de todo eso y por eso envió a su Hijo a enseñarnos cómo es que se ama.
Mirando a Jesús, podemos descubrir cómo amar, ese es el amor que el Padre quiere que tengamos hacia nuestros familiares y eventualmente hacia todos.
En un mundo donde hay tanto odio y violencia, el cristiano necesita marcar la diferencia dando amor sin condiciones, manteniendo la paz en su corazón pese a todo el dolor que le pueda ser causado por otros menos temerosos de Dios.
"Señor, danos la gracia de amarte sin medida y poder expresar ese amor con los que nos rodean, que tu gracia nos inunde completamente para que podamos permanecer irreprochables hasta que nos encontremos contigo. Amen"
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