La santidad debe ser nuestra prioridad del día a día, es nuestra respuesta al amor de Dios y es la prueba de que El está viviendo en nosotros. Claro está que no nos llega de un día para otro pero debemos esforzarnos en ser mejores hoy de lo que fuimos ayer.
Conozco algunas personas que dicen que no van a la Iglesia ahora que irán después, pero no saben si tendrán ese después, más ahora donde hay tanta delincuencia y tantas catástrofes naturales.
Ahora es el momento de ser sensato y llevar una vida controlada por el Espíritu Santo, debemos aprender a dominar nuestras pasiones, porque el Señor quiere que seamos equilibrados y libres, libres para amar y obedecerle a El.
"Amado Señor, que tu Espíritu Santo me libere de todo desenfreno y desorden en mi vida, ayúdame a reconocer las acciones y actitudes que me hacen ser necia y no me permiten actuar conforme a tu perfecta voluntad, dame la humildad de aceptar mis errores y la fortaleza para cambiar de conducta para que cuando me llames a tu presencia esté mi lámpara rebozada de aceite. Amen"
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