En esta semana recordamos el sacrificio que hizo Jesús en la cruz, meditamos en su pasión, muerte y resurrección. Es la más importante de la liturgia y para un cristiano católico.Así como lo hizo María, este es tiempo de ungirle los pies a Jesús.
Al besar sus pies, le decimos cuánto lo amamos y cuánto le agradecemos lo que El ha hecho por nosotros, es imposible no llorar al mismo tiempo pues las emociones se mezclan en nuestro interior; gracias Jesús por haberme salvado, gracias Jesús por haberme elegido para ser tu amiga, gracias Jesús por todo lo que has hecho por mi...
Es un río de alabanzas que sale de nuestro corazón hacia Jesús porque sabemos que si no fuera por El, nuestra vida sería un eterno vacío, sin sentido, con mucha ansiedad y tristeza. Ni siquiera habría razón para vivir, pero Jesús cambió todo eso en la cruz, porque nadie nos había amado tanto como para sufrir tanto por nosotros y la única forma de agradecerle es correspondiéndole con amor y obediencia.
"Hoy Jesús, quiero tomar mi perfume más caros y ungirte los pies, darte todo el honor, la honra, el poder, toda la alabanza y loor. Quiero bendecirte, exaltarte y hacerte sonreír. Te doy gracias por lo que has hecho en mi vida, por lo que estás haciendo y por lo que harás; también te alabo por todos aquellos que no saben alabarte, por los que no quieren hacerlo y por los que lo harán cuando te conozcan. Quiero, mi Señor, ser hoy y siempre toda tuya, por ti y para ti. A ti toda la gloria por los siglos de los siglos. Amen"
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