Amar a nuestros enemigos no es nada fácil, pero es lo que quiere el Señor de nosotros y para lograrlo debemos estar llenos de su Santo Espíritu ya que un corazón netamente humano no podría nunca entender cómo alguien puede hacer eso, a veces me cuesta tanto entenderlo, pero cuando estoy a solas con Jesús y siento todo el amor que El tiene para mí y los demás, comprendo que El ve más allá de nosotros y sabe exactamente qué hay en nuestros corazones.
Los que seguimos a Jesús, seguimos siendo pecadores, es sólo que nos arrepentimos más a menudo, eso no significa que seamos hipócritas ni malos simplemente que somos humanos y dejamos que la carne nos gane. A medida que vamos madurando en la fe y permitiendo que esa relación con Jesús nos llene y nos cambie, vamos cambiando de actitud y podemos ver a los demás con los ojos de Jesús. El no ve al abusador sino al niño que fue abusado; No ve a una persona amargada sino a alguien que sufrió tanto en la vida y no le permitió sanarle...Realmente son dignos de amor, porque todos fueron creados por El y para El, es sólo que se perdieron en el camino y no tuvieron la gracia de encontrarle y hacerse amigos inseparables del único que puede cambiar su lamento en baile.
Los que seguimos a Jesús, seguimos siendo pecadores, es sólo que nos arrepentimos más a menudo, eso no significa que seamos hipócritas ni malos simplemente que somos humanos y dejamos que la carne nos gane. A medida que vamos madurando en la fe y permitiendo que esa relación con Jesús nos llene y nos cambie, vamos cambiando de actitud y podemos ver a los demás con los ojos de Jesús. El no ve al abusador sino al niño que fue abusado; No ve a una persona amargada sino a alguien que sufrió tanto en la vida y no le permitió sanarle...Realmente son dignos de amor, porque todos fueron creados por El y para El, es sólo que se perdieron en el camino y no tuvieron la gracia de encontrarle y hacerse amigos inseparables del único que puede cambiar su lamento en baile.
Hoy, piensa en cada una de esas personas que te han herido, trata de ponerte en sus zapatos por un momento, entender las circunstancias que pudieron llevarlos a ser las personas que hoy son, tal vez te sorprenda lo que puedas encontrar en este sencillo ejercicio, en todo caso pon a cada una en el regazo de Dios y deja que El se lleve tu dolor, tu rencor...que quede solo amor.
"Amado Jesús, quiero poner en tus manos mi corazón para que lo sanes de las heridas que me han causado (nombrar las personas) y que con tu gracia me ayudes a perdonarlos, más aún quiero llegar a amarlos como tú los amas porque solo así alcanzaré la perfección a la que me has llamado, sólo así tendré paz y nadie podrá hacerme ya daño porque el amor cubre todas las faltas. Amen"
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