A veces Dios nos da algo que deseamos mucho, tanto que cuanto lo recibimos toda nuestra atención se vuelca sobre eso y lo endiosamos. Creo que eso era lo que Dios quería probar en Abraham, saber si idolatraba a su hijo. Sin embargo, Abraham que amaba a su hijo, el único que había concebido con su mujer, sabía que Dios estaba primero y que cumplía sus promesas siempre.
Que fe tan grande tenía Abraham que sabiendo que iba a sacrificar a su hijo por orden del Señor le dijo a sus criados que volverían con ellos, en plural. Su fe era inquebrantable y es el ejemplo a seguir por nosotros en un mundo donde no se puede confiar en nadie.
El premio para El fue su hijo sin daño alguno y la confirmación de que sería bendecido, multiplicado y recordado por todas las generaciones de creyentes.
"Padre mío, quiero ser más como tu siervo Abraham y seguirte sin dudar en todo lo que me mandes a hacer, por loco que me parezca, dame la fe que él tenía en ti y la perseverancia para esperar en tus promesas. Amen"
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