Muchos cristianos lo son sólo hasta que sus carteras se ven afectadas, dan lo mínimo de ofrendas, nunca pueden ayudar a otro porque según ellos nunca pueden, no confían en la providencia de Dios sino en lo que ellos mismos puedan ahorrar.
Tenemos que encontrar un equilibrio entre lo que tenemos y lo que necesitamos. Ser congruentes con ello, porque Dios no quiere que pasemos necesidad pero tampoco que acaparemos las bendiciones que El nos da.
Muchas empresas se glorían de su filosofía comunitaria pero las condiciones que les dan a sus propios empleados refleja el valor que realmente tiene el dinero para ellos. Quieren vender una imagen que no se refleja en sus prójimos más cercanos, los que hacen que ellos generen los millones que se meten al bolsillo.
Con la crisis mundial es normal que nos preocupemos de nuestro futuro, pero no debemos olvidar que tenemos un Padre Celestial que sabe lo que necesitamos y que nos prometió que si buscamos de su reino nada nos faltará.Hoy mira tu alcancía, analiza tu actitud con el dinero y con tus posesiones; entrégale todo al Señor para que sea El quien dirija dónde y cómo darle uso a cada cosa que tienes, entonces tendrás un tesoro en el cielo que nadie podrá robar.
"Señor, quiero tener mi tesoro en ti, tú eres el bien más preciado que alguien pueda tener, ayúdame a sentirlo así desde el fondo de mi corazón y de mi bolsillo, que realmente lo que posea esté siempre al servicio de los demás para honra tuya. No permitas que me apegue a ningún bien en este mundo ya que en él todo es efímero.Amen"
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