He aquí la clave para mantenernos en santidad, permanecer cimentados en la fe y la esperanza del Evangelio. ¿Qué significa esto? Que nos mantendremos en constante estudio de la palabra, la oración y frecuencia de los sacramentos. Cuando hacemos estas cosas con el corazón abierto, el Señor poco a poco nos va transformando.
Recuerdo que en mi juventud veía las cosas de otra manera, pensaba que podía vivir la fe a mi manera y sin comunidad. Entendía que como no hacía mal a nadie estaba súper bien y nadie era más buena que yo. Fue luego de haber cometido muchos errores y asistir a muchos retiros que comencé a entender que se necesita un compromiso real para poder ser un buen cristiano, se necesita tener la disciplina y fuerza de voluntad para dejar atrás a personas, lugares y actitudes que nos apartan de Dios. Fue un proceso muy difícil que aún no termina pero el Señor me da la fuerza de su Santo Espíritu y me hace ver cada día en qué fallo dándome la oportunidad de cambiar, siempre tengo en mi corazón esperanza porque sé en quien he confiado. Tengo un padre celestial que me ama como nadie me ha amado, tengo un salvador que dio su sangre para liberarme del pecado y tengo un abogado que me defiende y me consuela.
¡Es maravilloso este camino y no me pienso salir de él nunca, tampoco quiero que tú lo hagas! Que Dios nos mantenga firmes en a fe y que la esperanza del Evangelio viva siempre en nuestro corazones.
"Quiero, Señor, permanececer siempre firme en ti sin importar las circunstancias pues sé que me librarás de cualquier situación por la que esté atribulado, dame siempre tu Santo Espíritu para que viva en mi tu fuerza, tu esperanza y tu amor, por nuestro Señor Jesucristo. Amen"
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