He aquí un mandato muy difícil de cumplir y a la vez muy importante. Todos los que sabemos los mandamientos recordamos que el segundo más importante es amar al prójimo como a uno mismo. Para cumplir este mandamiento es imperante aprender a perdonar a los demás cuando nos ofenden, sin importar lo que hayan hecho ni cuantas veces lo han hecho.
Perdonamos no por el hermano sino por nosotros mismos, para liberar nuestro corazón de sentimientos que no vienen de Dios, El perdona nuestras culpas una y otra vez. ¿Acaso nos reprocha El cuántas veces debe perdonarnos por lo mismo? Todos los días ofendemos a Dios de una u otra manera y todos los días nos perdona si le pedimos perdón, no lleva cuentas de nuestras ofensas o ya estaríamos fulminados. Nos gusta que El sea compasivo con nosotros, pero no hacemos lo mismo con los demás.
Sí, hay personas que hacen cosas terribles,pero no está en nosotros juzgar sus corazones porque sólo Dios los conoce y sabe por qué son como son, nuestro mandato es simple, perdona y deja que sea Dios quien se encargue de lo demás. Sólo así podremos ser perdonados nosotros cuando ofendemos, lo decimos en el Padrenuestro y debe salir de nuestro corazón.
"Señor, soy un pecador y te agradezco tanto por las veces en que he pecado y me has perdonado una y otra vez, ayúdame a hacer otro tanto con mis hermanos porque sólo con el amor de tu Santo Espíritu puedo liberar al otro de su deuda y liberarme a mí mismo del rencor y el resentimiento. Gracias por tu gracia que me da un corazon nuevo y lleno de misericordia para los demás. Amen"
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