Muchas veces andamos como los escribas y fariseos, más pendientes de lo que la persona hace mal que de lo que hace bien, con tal de tener algo con qué criticar al otro.
Al Señor no le agrada esta actitud, pues en su enseñanza nos deja claro el amor que tiene por cada uno de nosotros, entonces es mejor enfocarnos en lo bueno que tienen los demás, porque cada persona tiene un algo de bondad que debemos descubrir para poder amarle como Jesús le ama.
Saquemos de nuestra vida el criticismo inútil y utilicemos la corrección fraterna cuando sea necesario, pidamos al Señor discernimiento para reconocer cuándo y como hay que hacerlo.
"Amado, quiero ser más como tu y menos como los escribas y fariseos, yo quiero aprender a ver lo bueno que hay en todos y actuar con amor y por amor en todo momento, ayúdame a no estar pendiente de las equivocaciones de los demás para hacerles daño con mis comentarios, que sólo abra mi boca para corregir fraternalmente a mis hermanos en pecado. Amén"
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