La forma de expresarnos deja ver nuestra educación, si usamos palabras rebuscadas si pronunciamos bien las palabras, todos verán que somos personas con un alto nivel de fluidez en el lenguaje.Aunque esté bien,eso a Dios no le importa para nada, lo que sí le importa es lo que decimos con nuestra boca.
La persona chismosa, la persona criticona o malcriada revela lo que tiene su corazón dentro y no es bueno. Cuidemos nuestras palabras porque ella revelan nuestro crecimiento en la fe. Dejemos a un lado las críticas, los chismes, las burlas, las malas palabras y comencemos a bendecir con nuestras palabras, libres del sarcasmo y la hipocresía, entonces podremos decir Señor, Señor y Jesús nos dirá: heme aquí.
"Señor, purifica mis labios como con Isaías, solo quiero que mis labios hablen del bien que tú has hecho en mí, no hay nada de que gloriarme, no hay nada de que agarrarme más que de ti, la roca inconmovible. Dame la fortaleza para cumplir siempre tu voluntad. Amen"
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