Cuando las cosas van de mal en peor y no tenemos ya opciones para seguir, sólo hay una cosa por hacer y es confiar en Dios. Dejar que sea El quien tome las riendas y nos saque del embrollo. Esperar en silencio en el Señor fue el consejo de Moisés cuando el pueblo pensó que moriría en el desierto y comenzó a quejarse. Muchos de nosotros hacemos eso, damos un paso en fe y desde que vemos que se complican las cosas nos comenzamos a quejar de que Dios no nos la pone más fácil y muchas veces hasta volvemos para atrás y nos perdemos de una liberación milagrosa.
Recordemos que la virgen María sí calló y esperó cuando le anunciaron que tendría un hijo siendo soltera y sin conocer varón, sabía que podía costarle la vida, pero era lo que le pedía el Santo de Israel, por eso confió y recibió más de lo que podía imaginar.
Hoy, si tu situación no tiene salida, no te quejes, no permitas que el miedo decida por ti, vete a los pies del Santísimo y deja allí tus pesares, permite que la paz del Señor cubra tu corazón y continúa tu camino, confiado en que Dios tiene el control.
"Señor, tú eres mi poder y mi salvación. Contigo venceré ejércitos y sé que aunque las circunstancias parezcan en mi contra, siempre que actúe conforme a tu voluntad, saldré vencedor. Guardo silencio ante ti y espero tu accionar en mi favor. Amen"
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