AL igual que María Magdalena nosotros estamos llamados a reproducir el mensaje que Jesús nos da a los que están alrededor nuestro. Cuando nos tomamos nuestro tiempo para orar, aún cuando es por tristeza, Dios nos habla, nos consuela y nos envía. No hay tiempo para lamentarse, hay que alegrarse porque Jesús está con el Padre que es suyo pero también es nuestro.
¿No les parece una excelente noticia como para quedarnos callados? El Rey del Universo es nuestro hermano y el Creador de todas las cosas es nuestro Padre. ¿Acaso hay alguien más importante que tú y que yo? Imposible. Esta alegría de ser hijos de Dios es lo que nos mueve cada día a ser mejores personas, para enorgullecer a nuestro Padre querido que tanto se preocupa por nosotros. Aún hay mucha gente por ahí haciendo todo tipo de locuras para llamar la atención , obtener fama y/o dinero para poder sentirse importantes cuando ya lo son. Nuestro deber es hacerles saber a la mayor cantidad de gente posible lo mucho que Dios los ama y lo importante que son para El.
Que el Señor nos dé palabras de profecía a cada uno para que anunciemos su palabra a tiempo a destiempo y con contratiempo, de modo que nadie que conozcamos se quede sin conocer la Buena Nueva.
"Señor, que ante los problemas de la vida no me quede sumergida en mi dolor sino que tenga siempre presente que tú estás vivo e intercediendo por mí ante el Padre, por tanto no debo estar triste sino gozarme en ti en todo momento, porque tu amor es mi fortaleza. Amen"
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