¡Qué mejor respaldo que el de Jesucristo! ¡Qué mejor tierra que la vida eterna!
Nos afanamos de aquí para allá para satisfacer nuestras necesidades mundanas,pero andamos con miedo de decirle a los demás las cosas que hacen contrarias al reino de los cielos porque tememos las consecuencias de nuestros actos.
Recordemos el evangelio de hoy cada vez que tengamos la tentación de no cumplir lo que nos mandó Jesús, si nos ponemos de su parte, El intercederá por nosotros ante el Padre. ¿Acaso existe un poder más grande, que el del Padre? El es el dueño de todo cuánto existe, porque El lo creó todo y también puede destruirlo todo. El es el jefe a quien debemos rendir cuentas, El es quien puede acabar con nosotros en un segundo y llevarnos a la desesperación eterna. Entonces, ¿Por qué nos preocupa tanto lo que seres de carne y hueso puedan hacer o pensar de nosotros? ¿Pueden ellos darnos vida eterna, paz, libertad? Sólo Dios puede y sólo El basta.
Que nuestra vida de fe pueda alcanzar el nivel de José, que sin importar las desgracias que le pasaron fue capaz de servir al Señor y serle fiel en todo momento por lo que Dios lo recompensó con todo lo que necesitaba, especialmente con la capacidad de amar y perdonar sin medida.
"Amado Jesús, quiero ponerme de tu parte ante los hombres porque sé que sólo así alcanzaré mi mayor anhelo y es estar contigo, recuerdame que ante cualquier circunstancia tú y yo somos mayoría aplastante.Amen"
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